Puerta de Atenea Arquegetis

Aquí estás frente a la Puerta de Atenea Arquegetis, que marca la entrada al Ágora romana. Hay que comprar entradas para acceder al recinto, pero también se puede ver muy bien desde fuera. Así que vamos a dar una vuelta por la zona para ver los principales monumentos. Quienes deseen una visita más completa, no duden en adquirir sus entradas para pasear por los restos romanos. La puerta monumental que se alza ante ti, como habrás deducido, está dedicada a Atenea. Su construcción se llevó a cabo a raíz de una donación realizada por Julio César y Augusto, los dos grandes emperadores del siglo I a.C. Pero, ¿por qué esta puerta está dedicada a Atenea y, sobre todo, por qué esta diosa dio su nombre a la capital griega? Prepárate, es hora de un poco de mitología. En primer lugar, Atenea es hija de Zeus, amo supremo del universo, y de Metis, diosa del pensamiento, capaz de cambiar de forma. Mientras Zeus y Metis esperan un hijo, una información crucial llega a oídos de Zeus: lo más probable es que este niño sea más fuerte que él. Preocupado por esta situación, ordena a Metis que se transforme en una gota de agua y se la traga para evitar que nazca el niño. Pero no fue así, tiempo después, Atenea nació de la cabeza de Zeus, completamente vestida con una armadura. Todo esto en medio del Olimpo, donde vivían todos los dioses. En aquella época, ningún dios estaba asociado a ningún territorio de la Tierra. Zeus propuso entonces que a cada Dios se le asignara un territorio. Al hacer su elección, dos de ellos empezaron a pelearse por el mismo terreno: Atenea, diosa de la sabiduría y de la guerra, y Poseidón, dios de los océanos. Ante este desacuerdo, Zeus sugiere a los habitantes de la Tierra que elijan a su propio representante, que deberá proponer lo que crea más útil para ellos. Mientras que la respuesta de Poseidón es el agua y la guerra, Atenea recapacita y recomienda que crezca un gran árbol que proporcione salud, fertilidad y alimento a la población y a las generaciones futuras. Fue Atenea la elegida para representar a la ciudad, de ahí el nombre de Atenas en honor a ella. Esto llevó a la construcción de varios monumentos en su honor, como el Partenón, el Templo de Atenea en la Acrópolis y la puerta monumental que marcaba la entrada al Ágora romana. Así que ya sabes por qué Atenea está en todas partes en esta ciudad, ¡incluso en su nombre!