La casa del viejo Alby

La casa del viejo Alby es sin duda uno de los principales símbolos del centro histórico de la ciudad. Al pasear por los callejones de Castelnau, llama inmediatamente la atención sus fachadas de ladrillo y entramado de madera, tan características de la época medieval. Desde la pequeña puerta hasta su tejado, se distingue una planta baja, antiguamente dedicada a tiendas y cubierta por dos pisos superiores. El primer piso sobresale de la calle gracias a su construcción en falso arco. El segundo tiene la sorprendente particularidad de estar abierto ¡y no es casualidad! Más que un balcón, este espacio al aire libre es lo que aquí se conoce como “Soleillou”. En otras palabras, un antiguo ático donde se almacenaban las mercancías y se secaba la ropa, además de las flores de la planta llamada Pastel que se cosechaba en la región. La casa del viejo Alby, orgullo tradicional de los lugareños, estuvo a punto de desaparecer en los años sesenta, cuando se planeó reconstruir por completo la zona, sustituyendo el hermoso ladrillo rojo por bloques de hormigón. Afortunadamente, esta idea descabellada no pasó a mayores, gracias a la dedicación de la Asociación del viejo Alby, que se encargó de rehabilitar y luego restaurar el lugar entre 1968 y 1970. Hoy en día, la Casa del Viejo Alby acoge exposiciones temporales sobre la cultura, historia y  vida en el Tarn. También hay una exposición permanente sobre la juventud del pintor albigense Henri de Toulouse-Lautrec. Si quieres completar tu álbum de recuerdos de Albi, disfruta de la encantadora combinación de la casa medieval y el imponente campanario de la catedral Sainte-Cécile al fondo.