Casa Lapérouse

Descubrir el patrimonio de Albi también significa contar las historias de aquellos que han contribuido al carácter excepcional de estos lugares y atracciones, agrupados en nuestro itinerario turístico. Por ejemplo, aquí, frente a esta casa más bien ordinaria, vamos a hablarte de un albigense realmente especial. Se llama Jean-François de Galaup, conde de Lapérouse. Detrás de este apellido se esconde la sorprendente historia de un joven marino que se convirtió en un gran capitán y explorador francés. Fue a los 15 años, cuando ingresó en la escuela naval de Brest, que el muchacho local desarrolló su vocación por el mundo de la navegación. Y a partir de ahí, la aventura nunca se detuvo. En todas las batallas que libró, la mayoría de ellas contra Inglaterra, Lapérouse demostró un gran sentido marítimo. Esto le permitió entablar amistad con importantes marinos de la época, como Charles-Henri-Louis d’Arsac, caballero de Ternay. Con él, nuestro albigense pasó cinco años en la isla Mauricio, de 1772 a 1777. Allí llevó a cabo diversas misiones y realizó dos viajes a la India, pero sobre todo conoció a Éléonore Broudou, hija del jefe de la oficina de armamento de Port-Louis, con quien se casó en secreto el 17 de junio de 1783. Todo ello a pesar de la firme oposición de sus propios padres. Tras esta unión, Lapérouse compró esta casa, frente a la que te encuentras, para vivir con su esposa. Sin embargo, gracias a sus costumbres marineras,  fue Madame Lapérouse quien vivió principalmente en la casa. Con tres pisos y un patio interior, esta gran residencia ha conservado su carácter privado, de hecho no está abierta al público. Sin embargo, una placa conmemora a su antiguo propietario, que nació en Gô, en la comuna de Albi, y desapareció en Vanikoro, una de las islas Salomón.