La leyenda de la Dent du Chat
Ce point d’intérêt est disponible en audio dans le circuit: Visita Aix-Les-Bains, La Riviera de los Alpes
Esta escultura monumental de un gran gato en bronce, inaugurada en 2020, es obra del artista Michel Bassompierre. Su nombre, “La Dent du Chat” (El Diente del Gato), puede sorprenderte si no conoces bien la región, pero hace referencia directa a la famosa montaña que domina el lago del Bourget y cuya silueta recuerda la forma de un diente. Para entender de verdad de dónde viene esta curiosa comparación, hay que conocer la leyenda de la Dent du Chat.
Ponte cómodo, que vamos a contártela. Hace mucho tiempo, un pobre pescador vivía al pie de la montaña que se alza sobre el lago. Cada día salía a pescar para alimentar a su familia, pero aquella jornada no había forma: se quedó sin una sola pieza, solo en su barca, en medio de las aguas cristalinas. Desesperado, imploró a los dioses que lo ayudaran, prometiendo, para demostrar su buena fe, devolver al agua el primer pez que pescara.
Parece que los dioses escucharon su plegaria, porque al instante sintió cómo la caña se tensaba y sacó del agua un hermoso pez… ¡de plata! ¿Qué hacer? No podía devolver al lago lo que le aseguraba una buena ganancia. Pensó que, sin duda, los dioses querían ayudarle y que, esta vez sí, liberaría al siguiente. Pero el siguiente fue nada menos que un pez de oro. Encantado con su buena fortuna, repitió su promesa y siguió pescando tranquilamente. A los pocos minutos volvió a picar algo y, para su asombro, no era un pez de carne y espinas, ni de oro ni de plata, sino un pequeño gato que se debatía en el anzuelo. Sin corazón para devolverlo al agua, remó hasta la orilla y dejó al animal en la falda de la montaña. Entonces, el gato comenzó a crecer y crecer, transformándose en un abrir y cerrar de ojos en una bestia terrible, que devoró de un bocado al pescador cuya sinceridad había puesto a prueba. La criatura huyó a la montaña, arrasando con todo a su paso y devorando hombres, mujeres y niños.
El miedo se apoderó de la región y los habitantes abandonaron el valle. Pero un día, dos valientes caballeros, Mélianus y Bérius, decidieron ayudar a los saboyanos y salir a cazar a la bestia que llevaba demasiado tiempo aterrorizando su montaña. Tras un combate encarnizado, lograron por fin acabar con ella. En recuerdo de aquella batalla, clavaron como trofeo uno de sus dientes, que con el tiempo dio forma y nombre a la montaña.
En agradecimiento, los habitantes regalaron a Mélianus un monte, que pasó a llamarse Mont Melianus y luego Montmélian, y a Bérius, un campo, que se convirtió en Chambéry. Y así queda restablecida la verdad sobre la etimología de estas ciudades vecinas, y queda más claro por qué Aix-les-Bains ha elegido un gato como su nueva mascota.
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