Río Odet

El Steïr, el Odet y el Frout: tres cursos de agua sin los cuales Quimper no sería lo que es. No solo en el plano geográfico, sino también en el identitario. Y es que Quimper, del bretón kemper, significa justamente “confluencia”.

Bajo tus pies fluye hoy el Odet, o como le gustaba llamarlo al rey Francisco I, “el río más bello de Francia”. En su recorrido desde las Montañas Negras, en Saint-Goazec, hasta el océano Atlántico, el Odet forma parte del patrimonio natural de Bretaña. Ha jugado un papel clave en el desarrollo económico de la ciudad, proporcionando la arcilla esencial para la célebre fábrica de loza Henriot, que aún hoy sigue en funcionamiento en Quimper.

A lo largo del tiempo, el Odet ha tenido que ser encauzado en varias ocasiones debido a violentas inundaciones. Hoy en día, sin embargo, se ha convertido en un espacio abierto al disfrute, ya sea navegando sobre sus aguas, paseando en barco o caminando al ritmo de las mareas y de sus once pasarelas. Porque sí, en apenas 1,3 kilómetros de recorrido urbano, hay nada menos que once pasarelas. ¿Capricho estético? Podría parecerlo. ¿Síntoma de cierta pereza local? Tampoco.

En realidad, es una historia que mezcla agua y dinero. En 1858, durante una visita oficial a Quimper, Louis Napoléon Bonaparte anuncia la construcción de una línea de ferrocarril entre Quimper y Brest. Esta decisión transforma por completo el paisaje de los muelles del Odet. E

n la orilla derecha se abre el boulevard Kerguelen, mientras que en la izquierda empiezan a instalarse fábricas y elegantes residencias. Para conectar estos dos mundos, el del trabajo y el de la vida privada, se construyeron pasarelas privadas que daban acceso directo desde una orilla a la otra. Se levantaron ocho en total: la pasarela Tanguy, por ejemplo, pertenecía a una antigua fábrica de crêpes dentelle; la pasarela Guével, a una curtiduría; la pasarela Trouanez daba a la casa de un dentista; la Bolloré, al hotel familiar… y así sucesivamente.

Si en su día fueron símbolo de estatus, hoy en día las pasarelas del Odet siguen cumpliendo su función práctica, aunque ahora están al servicio de todos.