Las “Nuevas Galerías Anglaret”

La plaza Saint-Corentin, corazón del Quimper histórico, es un verdadero concentrado de arquitectura con encanto. En el centro reina, por supuesto, la catedral. Y como en una corona a su alrededor, se despliega una serie de edificios que no pasan desapercibidos.

Entre ellos, este elegante inmueble en la esquina, testigo de la entrada de Quimper en la modernidad hace más de un siglo. En 1901, la ciudad da un giro comercial al estilo de las grandes capitales, y empieza a ver nacer sus primeros grandes almacenes.

En plena plaza principal, la elegida es una tienda llamada “Bazar del Finisterre”, que en 1911 adopta un nombre más sofisticado: “Nuevas Galerías Anglaret”, en honor a su propietario, G. Anglaret, editor de postales muy conocido en la ciudad. Inspiradas en los grandes almacenes de París y otras ciudades europeas, estas galerías fueron diseñadas con un gusto exquisito.

Una marquesina de cristal enmarca la entrada, las distintas secciones se reparten en galerías superpuestas, el hall ofrece una vista despejada del techo y los grandes ventanales de la planta baja dan todo el protagonismo a los escaparates. Pero a finales de los años 90, la historia dio un giro trágico: un incendio devastó el edificio.

Milagrosamente, la fachada resistió. Y durante los trabajos de restauración, se descubrieron en ella platos y azulejos de loza, fabricados —como no podía ser de otra manera— en Quimper.

Hoy, el local alberga una tienda Bouchara, pero el encanto original de las antiguas “Nuevas Galerías Anglaret” sigue intacto, y continúa cautivando a quienes levantan la vista al pasar.