El Museo Departamental Bretón

Tanto si te diriges hacia la catedral como si acabas de salir de ella, no hacer una parada aquí sería un verdadero error. No todos los días se tiene la oportunidad de visitar el antiguo Palacio de los Obispos de Cornualles, transformado desde 1846 en el Museo Departamental Bretón.

Cuando Quimper aún estaba protegida por sus murallas, este palacio albergó a los obispos de Cornualles, y más tarde de Quimper, durante siglos, hasta mediados del siglo pasado. Ampliado y restaurado en varias ocasiones, el edificio actual se compone de dos alas: la que tienes frente a ti fue construida en 1647, mientras que la otra, paralela al río Odet, data de 1776.

Pero si hablamos de antigüedad, hay una clara ganadora: la torre de Rohan. Para descubrirla, basta con cruzar el arco de entrada que tienes justo delante. Esta torre, erigida en 1507 por el obispo Claude de Rohan, destaca por su verticalidad y su estilo marcadamente renacentista.

En su interior, todavía sorprende más con una majestuosa escalera de caracol rematada por un techo esculpido en forma de palmera, considerado uno de los elementos decorativos más notables del conjunto. Y si te fijas bien, también podrás ver el claustro neogótico, construido hacia 1864, que en su día permitía a los religiosos ir directamente desde el obispado hasta la catedral.

Hoy, más que un lugar de espiritualidad, el museo es un auténtico concentrado del patrimonio artístico y etnográfico del Finisterre. Desde tesoros arqueológicos hasta trajes tradicionales bretones, esculturas en madera o cerámicas de Quimper, las colecciones cruzan épocas y temáticas para ofrecerte un viaje fascinante por la historia local y regional. Y lo mejor es que cada año se sigue enriqueciendo con nuevas piezas.