El jardín de la Retraite

Si normalmente el centro de una ciudad y la calma no se llevan del todo bien, en Quimper el jardín de la Retraite se empeña en demostrar lo contrario. Y con solo escuchar su nombre, ya consigue transmitir serenidad. Bien resguardado tras un fragmento de muralla del siglo XIII, este espacio verde de 4500 metros cuadrados despliega tres jardines temáticos, cada uno con un ambiente que invita a cambiar de aires.

Basta cruzar una puerta o bajar unos cuantos escalones para encontrarse con el jardín subtropical y sus plataneros, el palmar y sus palmeras, o el jardín seco, poblado de especies originarias del hemisferio sur: México, Australia, Sudáfrica… Un auténtico oasis que reúne plantas de los cuatro rincones del mundo, a pesar del caprichoso clima bretón. Y eso, hay que admitirlo, llama bastante la atención.

Inaugurado en 1979, el jardín de la Retraite ocupa los terrenos que fueron primero de los canónigos y luego de la congregación de las Damas de la Retraite, de ahí su nombre. Se inspira en los antiguos jardines de aclimatación creados a partir del siglo XVI: espacios donde se reunían plantas traídas por navegantes de lugares remotos, con el fin de observar cuáles lograban adaptarse.

Las que sobrevivían eran reproducidas y distribuidas por el resto del país. Apacible, exuberante y abierto al mundo, el jardín de la Retraite sigue siendo hoy una parada sorprendente… y muy reconfortante. Y ya que hablamos de sorpresas, no dejes de bajar hasta el extremo inferior del jardín: solo así podrás admirar la torre Nevet, la única torre defensiva que se ha conservado de la antigua muralla medieval de Quimper.