Mausoleo de Augusto

El monumento por el que pasas a tu derecha es el Mausoleo del Emperador Augusto. La mayoría de las características de la antigua Roma se presentan en nuestro itinerario específico, pero debes saber que este mausoleo es uno de los monumentos más importantes de la Antigüedad. Fue encargado por Augusto, hijo adoptivo de Julio César y primer emperador romano, para que sirviera de tumba a la familia imperial. Se terminó de construir en el año 23 a.C., y sus proporciones estaban a la altura del poder del emperador. Tiene una base redonda de 87 metros de diámetro con la cámara funeraria en el centro. El techo estaba cubierto de árboles de ciprés, con una estatua de Augusto de 45 metros de altura en la parte superior. Los dos obeliscos que marcaban la entrada han sido trasladados, uno a la Piazza dell’Esquilino y el otro a la Piazza del Quirinale. Se dice que Augusto se inspiró en la tumba de Alejandro Magno en Egipto. El mausoleo cumplió su función hasta el siglo I, tras lo cual fue transformado y reutilizado, sobre todo en la Edad Media, cuando una familia adinerada lo convirtió en fortaleza y se instaló en él. No fue hasta 2007 cuando se inició una importante restauración que te permite visitar este impresionante vestigio de una época pasada tan fascinante como antigua. A tu derecha, el museo con paredes de cristal revela otro monumento de la época de Augusto. Se trata del Altar de la Paz, en honor al periodo de paz que siguió a las batallas del emperador en Galia e Hispania.