Mansión Groslot

Aquí te encuentras frente a la magnífica Mansión Groslot.

Fue construida en el siglo XVI por el señor Groslot, que era el alguacil del rey, es decir la persona que representa al rey en un territorio determinado, ante otras autoridades locales, como los obispos o los ministros. Así que no es de extrañar que el señor Groslot fuera un hombre importante y quisiera demostrarlo.

Su mansión acogió a toda una serie de personalidades, como Carlos IX y Catalina de Médicis.

Durante la Revolución, esta impresionante residencia se convirtió en ayuntamiento, y así permaneció hasta 1981.

Catalogado como monumento histórico desde 1862, el palacio Groslot está abierto a los visitantes de forma gratuita y ofrece una visita rápida a las habitaciones del propietario para admirar los muebles cubiertos de cuero tallado, los techos artesonados, los pesados tapices y otras pinturas y molduras.

En particular, verás el cuadro del pintor Pierre Dupuis, que representa la agonía del joven rey Francisco II, que murió aquí de meningitis.

Por cierto, su cirujano jefe, el célebre Ambroise Paré, quiso practicarle una trepanación para salvarlo. ¡Una anécdota que no deja de sorprender! Si no lo sabes, es una operación en la que se hace un agujero en el cráneo para acceder al cerebro.

Aunque parezca raro, debes saber que se trata de la operación quirúrgica más antigua del mundo. Se han encontrado cráneos perforados que datan del Neolítico, y aunque no lo creas los pacientes sobrevivieron. En cualquier caso, nuestro joven rey murió en este palacio y su corazón fue depositado en la catedral de Orleans.

En el pórtico te espera una nueva versión de Juana de Arco, de pie y pensativa. Fue creada por la princesa Marie d’Orléans, sí, existen las princesas escultoras. Y con mucho talento.

Este bronce data de 1841 y es una copia del mármol que realizó en Versalles. Su padre, el rey Luis Felipe, se lo regaló a Orleans como agradecimiento por las condolencias que recibió de la ciudad por la muerte de su hija.