Plaza de armas

Aquí estás, en el corazón del barrio de Ville-Marie, en la Plaza de Armes. La Plaza de Armas es una visita obligada en Montreal. Se construyó a finales del siglo XVII y cuenta la historia de tres siglos de arquitectura. Es una mezcla de estilos y épocas única en Norteamérica. En 1693, la plaza pertenecía a los Sulpicianos, una orden religiosa dedicada a San Sulpicio, fundada en París en 1645 y enviada a Montreal para abrir un seminario unos años más tarde. Puedes verlo a tu derecha, junto a la catedral. El antiguo seminario de San Sulpicio es el edificio más antiguo de la ciudad y su valor patrimonial es inmenso. En pocas palabras, la plaza les pertenecía, pues era la explanada de su iglesia, la primera que se construyó en Montreal. Cuando la iglesia fue demolida para construir la catedral, casi dos siglos después, los Sulpicianos vendieron la plaza a la ciudad. Fue entonces cuando se construyó el Banco de Montreal, que se encuentra detrás de ti. Fácilmente reconocible por su estilo neoclásico inspirado en el Panteón, fue el primer banco fundado en Canadá. Desde entonces, su sede social se ha trasladado a Toronto, pero su sede legal sigue estando en Montreal. Puedes visitar el museo de su interior, que cuenta la historia de esta emblemática institución bancaria. Otro estilo, otra época, también me gustaría llamar tu atención sobre el Edificio Aldred, el gran inmueble art déco que tienes a tu derecha. Se construyó en 1931 y, con sus 90 metros de altura, se considera uno de los primeros rascacielos modernos de Montreal. A su lado está el edificio Nueva York, construido en 1889 en arenisca roja antigua en un estilo conocido como «Renacimiento italiano de estilo neoyorquino». Es cierto que es exactamente el tipo de edificio que verías en Nueva York. En el centro, puedes conocer al fundador de Montreal, Paul de Chomedey, Sieur de Maisonneuve, que vigila el centro de la ciudad desde 1895.