Los pueblos más bonitos de los Altos Alpes

Los Altos Alpes, departamento francés de la región Provenza-Alpes-Costa Azul, es una tierra excepcional de riquezas naturales y culturales. Sus impresionantes paisajes, su patrimonio histórico y arquitectónico y la calidez de sus gentes hacen de esta región un remanso de paz para los amantes de la naturaleza y los pueblos bonitos. Déjese guiar por este pintoresco viaje y descubra los 10 pueblos más bonitos de los Altos Alpes.

1. La Grave, el pueblo suspendido entre el cielo y la montaña

Aferrado a las laderas del Meije, uno de los picos más impresionantes de los Alpes, La Grave es un pueblo que ha sabido conservar su autenticidad y su encanto de antaño. Sus casas tradicionales con tejados de lauze, sus callejuelas estrechas y sinuosas y su iglesia parroquial del siglo XVII son testigos de su rico y tumultuoso pasado.

La Grave es también un paraíso para los amantes de los deportes de montaña. Esquí de travesía, alpinismo, senderismo… las posibilidades de aventura al aire libre son infinitas. El excepcional panorama del Meije, accesible en teleférico, es una visita obligada para cualquier visitante de la región.

2. Saint-Véran, un viaje en el tiempo

Situado a más de 2.000 metros de altitud, Saint-Véran no sólo es uno de los pueblos más bellos de los Altos Alpes, sino también uno de los más altos de Europa. Este típico pueblo de montaña ha sabido conservar sus tradiciones y su patrimonio. Sus casas de madera y piedra, sus relojes de sol y su museo Soum le harán retroceder en el tiempo.

El Parque Natural Regional de Queyras, en el que se encuentra Saint-Véran, ofrece multitud de actividades al aire libre, como senderismo, bicicleta de montaña, escalada y observación de la flora y fauna alpinas.

3. Serres, la joya del valle del Buëch

Serres es un pequeño pueblo medieval que ha conservado su encanto de antaño. Enclavado en el corazón del valle del Buëch, está rodeado de verdes colinas y campos de lavanda, ofreciendo un paisaje pintoresco y relajante. Sus calles empedradas, sus pasadizos abovedados y su torre del reloj son sólo algunos de los tesoros por descubrir.

No se pierda una visita al jardín botánico del Parc Genty, que alberga una impresionante colección de plantas mediterráneas y alpinas. Para los más aventureros, el aeródromo de Serres-La Bâtie ofrece actividades aéreas como el vuelo sin motor y el parapente.

4. Saint-André-de-Rosans, un remanso de tranquilidad

Saint-André-de-Rosans es un pequeño pueblo que desprende tranquilidad. Su patrimonio arquitectónico, en particular su iglesia románica del siglo XII y su priorato benedictino, es testigo de su rica y fascinante historia.

Rodeado de campos de lavanda y bosques de robles, Saint-André-de-Rosans ofrece un marco natural ideal para reponer fuerzas. Los amantes del senderismo pueden explorar los numerosos senderos señalizados del pueblo y sus alrededores.

5. Orpierre, paraíso de los escaladores

Orpierre es un pueblo medieval situado en el corazón de las Baronías provenzales. Es famoso sobre todo por sus acantilados calcáreos, que lo convierten en un reputado lugar de escalada. Sus pintorescas callejuelas, su castillo medieval y su torre del reloj contribuyen a su encanto.

Además de la escalada, Orpierre ofrece la posibilidad de practicar otras actividades al aire libre, como senderismo, bicicleta de montaña y parapente. No olvide visitar la fábrica de miel del pueblo para descubrir el saber hacer local y degustar la miel de lavanda.

6. Embrun, la perla del lago de Serre-Ponçon

Embrun, a menudo apodada la “Niza de los Alpes” por su clima soleado, es una auténtica joya enclavada a orillas del lago de Serre-Ponçon. Su patrimonio arquitectónico, en particular la catedral de Notre-Dame du Réal y su torre marrón, es testigo de su pasado medieval.

Embrun es también un paraíso para los amantes de los deportes náuticos, gracias a su proximidad al lago de Serre-Ponçon. Deportes náuticos, natación, pesca… las actividades son numerosas y variadas. Para los amantes del senderismo, el cercano Parque Nacional de Ecrins ofrece multitud de senderos para explorar.

7. Briançon, la ciudad fortificada

Briançon, la ciudad más alta de Europa, es una ciudad fortificada que ha sabido conservar su autenticidad. Sus fortificaciones, construidas por el ingeniero militar Vauban y declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO, son una auténtica obra maestra de la arquitectura. El casco antiguo de Briançon, con sus calles adoquinadas y sus casas de colores, es un lugar lleno de encanto.

Briançon es también un destino popular para los deportes de invierno, gracias a su proximidad a la estación de esquí de Serre Chevalier. En verano, las posibilidades de practicar actividades al aire libre son infinitas: senderismo, bicicleta de montaña, escalada, rafting…

8. Gap, la capital suave

Gap, prefectura de los Altos Alpes, es una ciudad a escala humana que ha sabido conservar su encanto provinciano. Su centro histórico, de callejuelas estrechas y casas de colores, es especialmente atractivo. La catedral de Notre-Dame-et-Saint-Arnoux, el museo departamental y el jardín de la Pépinière merecen una visita.

Gap es también uno de los destinos favoritos de los amantes de los deportes al aire libre. En los alrededores de la ciudad se puede practicar senderismo, bicicleta de montaña, parapente y escalada. El cercano lago de Serre-Ponçon es ideal para nadar y practicar deportes acuáticos.

9. Pelvoux-Vallouise, la joya del Parque Nacional de los Ecrins

Pelvoux-Vallouise es un pueblo situado en el corazón del Parque Nacional de los Ecrins. Su patrimonio arquitectónico, en particular la iglesia de Saint-Marcellin y su molino de grano, es testigo de su rica y fascinante historia. Rodeado de majestuosas montañas, el pueblo ofrece unas vistas panorámicas excepcionales.

El Parque Nacional de Ecrins, del que forma parte Pelvoux-Vallouise, es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza. Senderismo, montañismo, observación de la fauna… las actividades son numerosas y variadas. En invierno, el pueblo se convierte en una estación de esquí familiar.

10. Arvieux-Queyras, un entorno verde

Arvieux-Queyras es un típico pueblo de montaña situado en el Parque Natural Regional de Queyras. Sus casas tradicionales, su iglesia de Saint-Laurent y su molino de agua son testigos de su pasado rural. Rodeado de verdes prados y bosques de alerces, el pueblo ofrece un entorno natural idílico.

Arvieux-Queyras es también un destino popular para los deportes al aire libre. Senderismo, bicicleta de montaña, escalada, esquí de fondo… las actividades son numerosas y variadas. No olvide visitar la granja Fort Queyras para descubrir el saber hacer local y degustar el queso de cabra.

Los Hautes-Alpes, con sus impresionantes paisajes, sus pintorescos pueblos y su rico y variado patrimonio, son un destino de elección para los amantes de la naturaleza y de los pueblos bonitos. Tanto si viene a pasar un fin de semana como unas vacaciones más largas, seguro que le seducirán la belleza y la autenticidad de esta región.

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