Los 15 imprescindibles del Luberon

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Situado en el corazón de la Provenza, el Luberon fascina por sus impresionantes paisajes, sus pueblos encaramados de fachadas doradas y sus interminables extensiones de lavanda. Esta emblemática región del Vaucluse y los Alpes de Alta Provenza ofrece un concentrado de autenticidad provenzal, donde cada pueblo cuenta su propia historia milenaria. Del ocre flamígero del Rosellón a las calles empedradas de Gordes, pasando por las misteriosas canteras del Colorado provenzal, el Luberon revela sus tesoros a los visitantes en busca de evasión. Amante de la vida provenzal, aficionado a la historia o simplemente en busca de belleza natural, esta tierra de contrastes le seducirá por su riqueza cultural y patrimonial.

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1. Gordes, la joya suspendida del Luberon

Encaramado en un espolón rocoso frente al macizo del Luberon, Gordes es el pueblo provenzal por excelencia. Catalogado como uno de los pueblos más bonitos de Francia, esta joya arquitectónica cuenta con casas de piedra seca que parecen surgir de la propia roca. Sus sinuosas calles serpentean entre fachadas doradas, ofreciendo a cada paso impresionantes vistas del valle del Calavon y las montañas del Vaucluse.

El castillo renacentista se alza en lo alto del pueblo, dominando un laberinto de pasadizos abovedados y escaleras en la ladera. La iglesia de Saint-Firmin, construida en el siglo XVIII, completa este armonioso conjunto que ha inspirado a numerosos artistas. No se pierda la visita al pueblo de Les Bories, ejemplo único de arquitectura rural provenzal con sus cabañas de piedra seca.

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Amplíe su descubrimiento del Luberon explorando Aviñón, la ciudad de los Papas a las puertas de esta emblemática región. El itinerario Navaway le guía por 27 puntos de interés para una inmersión completa en la historia provenzal, el complemento perfecto a su exploración de los pueblos del Luberon.

2. La abadía de Sénanque y sus campos de lavanda

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Gordes,,Vaucluse,,Provence alpes cote,D’azur,,France.,July,7,,2022.,Lavendar,At

Enclavada en un valle secreto a pocos kilómetros de Gordes, la abadía de Notre-Dame de Sénanque es una de las joyas del arte románico provenzal. Fundada en 1148 por monjes cistercienses, esta maravilla arquitectónica se alza majestuosa en el corazón de los campos de lavanda que, de junio a julio, tiñen el paisaje de violeta.

La abadía, que puede visitarse todo el año, revela el rigor de la arquitectura cisterciense: líneas limpias, bóvedas de cañón roto y una deliberada sencillez. Los monjes siguen viviendo aquí según la regla de San Benito, perpetuando casi nueve siglos de tradición monástica. La tienda vende miel, lavanda y productos locales elaborados por la comunidad. La armonía entre esta obra maestra arquitectónica y su entorno natural crea una de las imágenes más emblemáticas de la Provenza.

3. Rosellón y su flamante ocre

El Rosellón resplandece con todos los matices del ocre, desde el amarillo dorado al rojo bermellón. Este pueblo único, también incluido en la lista de los Pueblos más Bonitos de Francia, debe sus extraordinarios colores a los yacimientos de ocre que lo rodean. Cada fachada cuenta la historia geológica de la región a través de una deslumbrante paleta de colores.

El Sentier des Ocres es un paseo mágico por el corazón de las antiguas canteras. Hay dos recorridos (30 o 60 minutos) por paisajes esculpidos por el hombre y el tiempo. Precio: 3,50 euros por adulto, gratis para menores de 10 años. Abierto todo el año excepto en enero, este paraje único revela acantilados ocres, chimeneas de hadas y formaciones geológicas excepcionales en un marco digno de un parque natural americano.

4. El Colorado Provenzal en Rustrel

El Colorado Provenzal de Rustrel es un espectáculo en las antiguas canteras de ocre a cielo abierto. Estos paisajes, moldeados por la explotación industrial de las canteras, ofrecen ahora un telón de fondo digno del Oeste americano, con sus cañones multicolores, sus agujas rocosas y sus circos naturales.

Hay varios senderos señalizados para explorar este lugar protegido: el sendero Cheminées de Fées (2 horas), el sendero Belvedere (1 hora) y los senderos temáticos. Tarifas de las visitas autoguiadas: 8 euros por coche, 12 euros para autocaravanas. El recinto está abierto de febrero a noviembre. Las visitas guiadas completan la experiencia con explicaciones sobre la geología, la fauna y la flora de este entorno único.

5. Ménerbes, pueblo natal de Peter Mayle

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Aerial,View,Of,The,Village,Of,Ménerbes,In,The,Lubéron

Ménerbes se extiende elegantemente a lo largo de su cresta calcárea, con vistas a viñedos y campos de lavanda. Este tercer pueblo más bonito de la región francesa de Luberon adquirió fama mundial gracias a Peter Mayle y su libro “Un año en Provenza”. El pueblo posee un notable patrimonio arquitectónico, con sus casas renacentistas, su campanario del siglo XVI y sus murallas parcialmente conservadas.

La Maison de la Truffe et du Vin (Casa de la Trufa y el Vino) ofrece una introducción a los tesoros gastronómicos locales. Ménerbes también ofrece magníficas vistas sobre el valle del Calavon y las laderas septentrionales del Luberon. Sus calles empedradas invitan a pasear entre galerías de arte, tiendas de artesanía y terrazas a la sombra donde saborear el arte de vivir provenzal.

6. Bonnieux y sus terrazas panorámicas

Bonnieux, con sus casas de color ocre y sus jardines en terrazas, se alza en las laderas del Luberon. Este pueblo fortificado ha conservado los restos de sus murallas medievales y ofrece una de las mejores vistas panorámicas del valle del Apt y de los pueblos de los alrededores. La iglesia nueva, encaramada en la cima, recompensa la subida con una vista de 360° del macizo.

El Museo de la Boulangerie recorre la historia del pan en Provenza, mientras que las numerosas galerías dan testimonio de la vitalidad del arte local. El mercado de los viernes por la mañana anima las plazas del pueblo con los sabores y aromas de los productos locales. Las rutas de senderismo conducen directamente desde el pueblo al Mourre Nègre y al bosque de cedros.

7. Lacoste y el castillo del Marqués de Sade

Lacoste se alza orgulloso sobre un peñasco rocoso con las ruinas de su castillo. Esta fortaleza medieval, remodelada durante el Renacimiento, fue el hogar del famoso Marqués de Sade de 1769 a 1772. Hoy propiedad de Pierre Cardin, el castillo renovado acoge festivales y exposiciones de arte contemporáneo en un marco histórico excepcional.

El pueblo despliega sus calles empedradas y sus casas de piedra seca en un auténtico entorno provenzal. La École Supérieure d’Art se ha instalado en varios edificios históricos, constituyendo un centro cultural permanente. Desde las alturas del castillo, se divisa desde el Petit Luberon hasta el Grand Luberon.

8. Lourmarin, la perla del Luberon Sur

El encanto de Lourmarin reside en su apacible modo de vida y en su castillo renacentista perfectamente conservado. Único castillo renacentista de Provenza abierto al público, alberga muebles de época, tapices y obras de arte en un marco arquitectónico excepcional. El pueblo ha atraído a numerosos artistas y escritores, desde Albert Camus a Henri Bosco.

Las estrechas calles comerciales cobran vida en torno a la fuente central, creando un ambiente único y acogedor. El mercado de los viernes por la mañana transforma el pueblo en un auténtico teatro provenzal. Las terrazas de cafés y restaurantes invitan a saborear la gastronomía local bajo los plátanos centenarios.

9. Ansouis, fortaleza medieval conservada

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Ansouis,,Hilltop,Village,Of,The,Luberon,In,Vaucluse, france.

Ansouis despliega sus casas apretadas en torno a su imponente castillo fortificado, ejemplo excepcional de arquitectura militar medieval. Catalogado como Monumento Histórico, el castillo está abierto a los visitantes, con sus pisos amueblados, sus jardines formales y sus terrazas con vistas al valle del Durance.

Este cuarto Pueblo Más Bonito de Francia, en el Luberon, conserva intacto su carácter medieval, con pasadizos abovedados, escaleras de piedra y plazas sombreadas. La iglesia de Sainte-Marie alberga un notable retablo del siglo XVI. Los jardines del castillo son un remanso de frescor, con bojes recortados y fuentes.

10. L’Isle-sur-la-Sorgue, la Venecia de Provenza

L’Isle-sur-la-Sorgue merece su apodo de “Venecia de Provenza”, con sus canales serpenteando entre las casas y sus históricas ruedas de paletas. Esta ciudad acuática, única en Provenza, se desarrolló gracias a la industria textil, impulsada por el Sorgue.

Capital europea de los anticuarios, la ciudad cuenta con más de 300 comerciantes en vastos almacenes reconvertidos. El mercado dominical convierte las calles en una auténtica cueva de Alí Babá de muebles antiguos, objetos de arte y curiosidades. La colegiata de Notre-Dame-des-Anges alberga una suntuosa decoración barroca, joya poco conocida del arte religioso provenzal.

11. Fontaine-de-Vaucluse y el misterioso resurgimiento

Fontaine-de-Vaucluse debe su fama a uno de los manantiales más poderosos de Europa. Este misterioso manantial, que brota al pie de un acantilado de 230 metros de altura, alimenta el Sorgue y fascina a los visitantes desde la antigüedad. El caudal puede variar de unos pocos metros cúbicos a más de 100 metros cúbicos por segundo, según la estación.

El pueblo evoca también la memoria de Pétrarque, que compuso sus más bellos poemas dedicados a Laure. El castillo de los obispos de Cavaillon domina el lugar, mientras que varios museos recorren la historia local: el Museo de Historia, el Museo del Santón y el Museo de la Resistencia. El paseo hasta el manantial ofrece un encantador telón de fondo de plátanos y aguas cristalinas.

12. Les Mines de Bruoux, un viaje subterráneo

Las Minas de Bruoux, en Gargas, ofrecen un espectáculo subterráneo único en un laberinto de galerías excavadas por el hombre. Estas antiguas canteras de ocre revelan la historia industrial del Luberon a través de 40 kilómetros de galerías en varios niveles. La visita guiada revela las técnicas de extracción y las condiciones de trabajo de los mineros.

La temperatura constante de 12 °C proporciona un agradable frescor en verano. El juego de luces revela la belleza natural de estas catedrales subterráneas con sus coloridas bóvedas. Abierto de marzo a noviembre, visita guiada de una hora, entrada de adulto 8 euros. Las galerías albergan también una importante colonia de murciélagos, protegidos en este ecosistema único.

13. Oppède-le-Vieux, pueblo renacentista

Oppède-le-Vieux encarna el renacimiento de un pueblo abandonado. Desierta tras la Segunda Guerra Mundial, esta aldea en lo alto de una colina ha sido restaurada por entusiastas de la arquitectura provenzal. Sus románticas ruinas y casas restauradas crean una atmósfera única entre pasado y presente.

Los restos del castillo y la iglesia de Notre-Dame d’Alidon dominan un paisaje imponente que domina la llanura del Comtat y el Mont Ventoux. Las restanques y los jardines en terrazas son testigos del trabajo ancestral de los lugareños. Este paraje virgen ofrece numerosas rutas de senderismo hasta las crestas del Petit Luberon.

14. El Mourre Nègre, techo del Luberon

El Mourre Nègre se eleva a 1.125 metros y es el punto más alto del Gran Luberon. Esta excursión, accesible desde Auribeau o el bosque de cedros, recompensa el esfuerzo con un panorama excepcional de 360°. En un día despejado, la vista se extiende desde los Alpes hasta el Mediterráneo, desde el Mont Ventoux hasta los Alpilles.

El sendero atraviesa el bosque de cedros, vestigio de la repoblación forestal del siglo XIX, creando un paisaje digno del Líbano. La subida (3 horas ida y vuelta) revela la diversidad de los medios naturales del Luberon: garriga, robledal, cedral y praderas de altitud. En la cima hay una mesa de orientación que le ayudará a identificar los macizos circundantes.

15. Apt, capital de la fruta confitada y puerta del Luberon

Apt, subprefectura de Vaucluse, es la capital histórica del Luberon. Esta animada ciudad posee un patrimonio notable, con la catedral de Sainte-Anne, que alberga las reliquias de Santa Ana, y un centro histórico con estrechas calles comerciales. El mercado del sábado por la mañana es uno de los mejores de la Provenza.

Apt está especializada en confitería y frutas confitadas, una tradición que se remonta a la Edad Media. Varios pasteleros perpetúan este saber hacer ancestral y ofrecen degustaciones y visitas. La Maison du Parc naturel régional du Luberon muestra las riquezas naturales y culturales de la región. Apt es la base perfecta desde la que explorar todo el macizo, ya que ofrece todos los servicios de una ciudad moderna en un auténtico entorno provenzal.

En conclusión, el Luberon revela sus tesoros a los visitantes pacientes que se toman el tiempo de descubrirlo. Esta región emblemática de la Provenza ofrece una notable diversidad de patrimonio arquitectónico, paisajes naturales excepcionales y el arte de vivir mediterráneo. Cada pueblo cuenta su propia historia milenaria, cada sendero revela panoramas impresionantes y cada encuentro enriquece el alma del viajero. Para una exploración completa de esta mágica región, no dude en dejarse guiar por elitinerario Navaway d’Avignon, puerta de entrada privilegiada a estas maravillas provenzales que siguen fascinando al mundo entero.

Preguntas más frecuentes

¿Cuál es la mejor época para visitar el Luberon?

La mejor época es de abril a octubre. La lavanda florece de mediados de junio a mediados de julio, ofreciendo los paisajes más emblemáticos. La primavera y el otoño tienen un clima ideal y están menos concurridos.

¿Cuántos días se necesitan para visitar el Luberon?

Un mínimo de 4-5 días le permitirá descubrir los lugares imprescindibles. Una semana completa ofrece un ritmo más pausado para saborear el arte de vivir provenzal y explorar las rutas de senderismo.

¿Dónde alojarse en el Luberon?

Apt es una base excelente con sus tiendas y servicios. Para más encanto, elija Gordes, Rosellón o Lourmarin. L’Isle-sur-la-Sorgue ofrece un buen compromiso entre autenticidad y comodidad.

¿Se puede acceder al Luberon en transporte público?

El coche sigue siendo imprescindible para explorar eficazmente la región. Algunos pueblos tienen servicio de autobús desde Aviñón o Aix-en-Provence, pero los horarios son restrictivos. Alquilar una bicicleta eléctrica es una alternativa ecológica para distancias cortas.

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