Los 13 pueblos más bonitos para descubrir en los alrededores de La Rochelle

La Rochelle, sublime ciudad marítima, está rodeada de una constelación de pueblos con encanto, cada uno de los cuales ofrece un carácter único y una experiencia inolvidable. Desde el ambiente portuario de La Flotte hasta las calles históricas de Brouage, hay mucho por descubrir. Embarquémonos juntos en este pintoresco viaje para descubrir los pueblos más bonitos de los alrededores de La Rochelle.

1. La Flotte: un puerto encantador en el corazón de la isla de Ré

Imagine un pequeño puerto pintoresco, bordeado de casas blancas con contraventanas verdes, donde el tiempo parece haberse detenido. Eso es lo que le espera en La Flotte. Este pueblo, catalogado como uno de los más bellos de Francia, le invita a pasear por sus estrechas callejuelas floreadas, detenerse en su mercado medieval y disfrutar de las impresionantes vistas sobre el océano desde su típico paseo marítimo charentais.

La Flotte también cuenta con un rico patrimonio histórico, con sus fortificaciones de Vauban y la abadía de Chateliers, testimonio de la época medieval. El puerto de La Flotte fue primero un puerto comercial donde se exportaba sal y vino, luego un puerto pesquero antes de convertirse en puerto deportivo. Y para los amantes de la naturaleza, las salinas de los alrededores ofrecen un paseo rejuvenecedor.

2. Brouage: una inmersión en la historia

Brouage, que fue un próspero puerto salinero, es hoy un auténtico museo al aire libre. Murallas fortificadas, calles adoquinadas, casas de época… cada esquina es una invitación a retroceder en el tiempo. No deje de visitar la plaza de Armas y la iglesia de Saint-Pierre-et-Paul, verdaderas joyas de la arquitectura militar del siglo XVII.

Además de su patrimonio arquitectónico, Brouage también es famoso por su flora y fauna excepcionales. Las marismas de Brouage, espacio natural protegido, son un paraíso para los observadores de aves y los amantes de la naturaleza.

3. Coulon: la nueva Venecia verde de Aquitania

Situado en el corazón del Marais Poitevin, Coulon recibe el sobrenombre de “Venecia Verde”. Este pueblo ofrece la experiencia única de navegar por canales bordeados de árboles y verdes prados. Tanto si opta por un bote de remos tradicional como por una canoa, el paseo es realmente encantador. Y para los más aventureros, Coulon también ofrece rutas de senderismo por las marismas.

Coulon es también un pueblo lleno de encanto, con sus casas de entramado de madera, sus callejuelas llenas de flores y su iglesia románica. Por no hablar de su gastronomía, en la que destacan los productos de las marismas, como la anguila y el queso de cabra.

4. Ars-en-Ré: una joya de la isla de Ré

Situado en el extremo occidental de la isla de Ré, Ars-en-Ré es un pueblo que ha sabido conservar su autenticidad. Su típico puerto, sus casas blancas con contraventanas verdes adornadas con malvarrosas y su encantadora iglesia con campanario en blanco y negro son sólo algunas de las postales que le esperan.

Ars-en-Ré es también un destino ideal para los amantes de la naturaleza y los deportes al aire libre. Desde las playas de arena fina junto al mar hasta las marismas saladas y los carriles bici a través de los viñedos, hay para todos los gustos.

5. Arçais: un remanso de paz en el Marais Poitevin

Arçais es la promesa de una hermosa escapada en el corazón del Marais Poitevin. Este pueblo, rodeado de canales y verdes praderas, ofrece un entorno idílico en el que recargar las pilas. Tanto si prefiere pasear a orillas del agua, alquilar un barco para explorar los canales o simplemente disfrutar de la paz y la tranquilidad, Arçais promete un cambio de aires total.

Y si le apetece una escapada gastronómica, no dude en hacer una parada en uno de los restaurantes del pueblo, que sirven especialidades locales a base de productos de la marisma.

6. Mornac-sur-Seudre: un pueblo de artesanos a orillas del agua

Catalogado como uno de los pueblos más bonitos de Francia, Mornac-sur-Seudre es un auténtico tesoro de encanto. Este pueblo artesanal, con sus calles empedradas y sus casas con entramado de madera, ofrece un ambiente cálido y auténtico. No se pierda la visita a los talleres artesanos, donde podrá descubrir los oficios tradicionales.

Mornac-sur-Seudre es también un puerto pintoresco, donde podrá degustar ostras mientras admira la puesta de sol sobre el estuario del Seudre. Y para los amantes del senderismo, el sendero costero ofrece un paseo inolvidable por las marismas.

7. Isla de Aix: un paraje natural frente a la costa de La Rochelle

Situada frente a la costa de La Rochelle, la isla de Aix es un remanso de paz. Accesible sólo en barco, esta pequeña isla ofrece paisajes impresionantes, con sus playas de arena fina, sus pinares y sus marismas. Nada mejor que un paseo en bicicleta o a pie para descubrir la isla. Y para vivir una experiencia inolvidable, ¿por qué no optar por una noche en un vivac bajo las estrellas?

La isla de Aix también cuenta con un rico patrimonio histórico, con el Fuerte Liédot, la casa de Napoleón y el museo africano. Un destino ideal para combinar naturaleza y cultura.

8. Marans: una escala fluvial a dos pasos de La Rochelle

Situado a orillas del Sèvre Niortaise, Marans es un pueblo con un seductor ambiente fluvial. Su puerto deportivo, sus animados muelles y su mercado cubierto son una buena ocasión para pasear y disfrutar del ambiente local. Y para descubrir los alrededores, ¿por qué no optar por una excursión en barco o un paseo por el río?

Marans también posee un patrimonio arquitectónico digno de descubrir, con su iglesia Saint-Étienne, única en Francia por su estructura de hormigón armado, y su molino Beauregard, que ofrece una vista panorámica sobre la ciudad y el río.

9. Saint-Savinien-sur-Charente : Un pueblo encaramado a una roca

Encaramado en una roca que domina la Charente, Saint-Savinien-sur-Charente es un pueblo lleno de encanto. No lejos de Rochefort, sus callejuelas, sus casas de piedra y su castillo ofrecen un marco pintoresco y auténtico. No deje de visitar la iglesia de Saint-Savinien, que ofrece una vista panorámica sobre el valle del Charente.

Pero Saint-Savinien-sur-Charente es también un destino ideal para los amantes de la naturaleza y los deportes al aire libre. Entre el río, ideal para la pesca y el piragüismo, y las rutas de senderismo que atraviesan la campiña circundante, hay para todos los gustos.

10. Saint-Martin-de-Ré: una joya fortificada en la isla de Ré

Saint-Martin-de-Ré es la quintaesencia de la isla de Ré. Este pueblo fortificado, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ofrece un marco excepcional, con su pintoresco puerto, sus callejuelas llenas de flores y sus casas blancas con contraventanas verdes. No se pierda la visita a la ciudadela y las murallas, que ofrecen una vista impresionante del océano y las marismas.

Y para los que quieran disfrutar del aire libre, Saint-Martin-de-Ré también cuenta con playas de arena fina, carriles bici a través de viñedos y marismas, y famosos spots de surf. Así que no lo dude, ¡diríjase a la isla de Ré!

11. Fouras: una estación balnearia entre tierra y mar

Situada en la desembocadura de la Charente, Fouras es una estación balnearia que ha sabido conservar su encanto de antaño. Sus cinco playas, el casino de la Belle Époque y el fuerte de Vauban son el marco ideal para unas vacaciones que combinan relax y descubrimiento. Y para vivir una experiencia inolvidable, no deje de cruzar a pie el Banc des Bûcherots durante la marea baja.

Fouras es también un destino gastronómico, famoso por sus ostras y mejillones bouchot. Y para los amantes de la naturaleza, el bosque de Coubre y la reserva natural de Moëze-Oléron ofrecen magníficos paseos a pie o en bicicleta.

12. Mauzé-sur-le-Mignon: un pueblo en el corazón del Marais Poitevin

Situado en el corazón del Marais Poitevin, Mauzé-sur-le-Mignon es un pueblo que le conquistará por su autenticidad. Sus casas con entramado de madera, su iglesia románica y su molino de agua ofrecen un marco pintoresco lleno de encanto. Y para descubrir los alrededores, ¿por qué no optar por un paseo en barco o en bicicleta?

Mauzé-sur-le-Mignon es también un destino gastronómico, famoso por sus productos locales, como la mantequilla batida, el queso de cabra y la miel de flores silvestres.

13. Saint-Trojan-les-Bains: una estación balnearia con el encanto de la Belle Époque

Situada en el extremo sur de la isla de Oléron, Saint-Trojan-les-Bains es una estación balnearia que ha sabido conservar el encanto de la Belle Époque. Sus chalés con fachadas de colores, su pequeño tren turístico y su casino ofrecen el marco ideal para unas vacaciones que combinan relax y descubrimiento.

Saint-Trojan-les-Bains es también un destino ideal para los amantes de la naturaleza y los deportes al aire libre. Entre las playas, el bosque de Saumonards y los carriles bici, hay para todos los gustos. Y para vivir una experiencia inolvidable, no se pierda una salida al mar para descubrir el faro de Chassiron y los criaderos de ostras.

Y aquí termina nuestro pintoresco recorrido por La Rochelle. Estas doce pepitas de pueblo son sólo una muestra de lo que ofrece la región. Entre patrimonio, naturaleza y gastronomía, cada pueblo ofrece una experiencia única, una invitación a bajar el ritmo y saborear el momento. ¿Está listo para la aventura?

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