Los 13 pueblos más bonitos de la Dordoña que hay que visitar
La Dordoña, en el suroeste de Francia, es una región famosa por sus pintorescos paisajes, sus majestuosos castillos y, por supuesto, sus increíbles pueblos. Con su rico patrimonio histórico y cultural, cada pueblo de la Dordoña tiene su propia historia que contar y un encanto único que ofrecer. En este artículo, le llevaremos de viaje por algunos de los pueblos más bonitos de la Dordoña que merece la pena visitar.
1. Beynac-et-Cazenac, un castillo que domina el valle
Beynac-et-Cazenac es un pueblo que se alza orgulloso sobre un acantilado que domina el río Dordoña. El castillo de Beynac, que data del siglo XII, es uno de los mejor conservados y más famosos de la región. Su posición estratégica ofrece impresionantes vistas panorámicas sobre el valle del Dordoña. Este pueblo medieval es un auténtico viaje en el tiempo, con sus estrechas calles empedradas, sus casas de piedra con tejados de lauze y sus pequeñas tiendas de artesanía.
Cerca de allí, también podrá disfrutar de un paseo en gabarra, una embarcación tradicional del Périgord, para descubrir la belleza del valle del Dordoña desde el río. No olvide visitar la iglesia de Saint-Martin, del siglo XII, que ofrece un momento de paz y serenidad.
2. Roque-Gageac, un plató de cine
Al pie de un escarpado acantilado y a orillas del Dordoña se encuentra La Roque-Gageac, un pueblo cuyo excepcional trazado ofrece un espectáculo inolvidable. Catalogado como uno de los “Pueblos más bonitos de Francia”, La Roque-Gageac, con sus apretadas casas ocres y su laberinto de calles empedradas, ha sido escenario de varias películas y series de televisión.
El pueblo también alberga un jardín exótico con una gran variedad de plantas tropicales, gracias a su microclima. Para vivir una experiencia realmente única, suba a bordo de una gabarra tradicional para realizar un crucero por la Dordoña, donde podrá admirar el pueblo y los acantilados desde el río.
3. Le Bugue, un pueblo familiar
Le Bugue es un pueblo animado y bullicioso, ideal para familias. Es especialmente conocido por el Village du Bournat, un ecomuseo que recrea la vida rural del Périgord de finales del siglo XIX. A los niños les encantarán los antiguos oficios, los animales de granja, los tiovivos de antaño y los talleres de artesanía.
Le Bugue alberga también el Aquarium du Périgord Noir, el mayor acuario privado de agua dulce de Europa. Aquí podrá ver más de 6.000 peces, entre ellos esturiones y carpas gigantes. No olvide visitar el Gouffre de Proumeyssac, una cueva apodada la “Catedral de Cristal” por sus impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas.
4. Belvès, un pueblo con carácter
Belvès es un encantador pueblo medieval situado en un promontorio rocoso, con vistas panorámicas sobre el valle del Nauze. Catalogado como uno de los “Pueblos más bonitos de Francia”, Belvès es famoso por su notable patrimonio arquitectónico, que incluye sus siete campanarios, su castillo y sus casas con entramado de madera.
El pueblo también es famoso por su mercado nocturno de verano, donde podrá degustar las especialidades locales en un ambiente agradable. Para los amantes de la historia, no deje de visitar las “cazelles”, refugios de piedra seca típicos de la región, y los “troglodytes”, viviendas excavadas en la roca, testigos de la vida rural de antaño.
5. Brantôme, la Venecia del Périgord
Brantôme, apodada la “Venecia del Périgord”, es un pueblo encantador rodeado por el río Dronne. Su abadía benedictina, fundada en el siglo VIII, es uno de los monasterios más antiguos de Francia. Se cree que el campanario de la abadía es el más antiguo de Francia.
Además de la abadía, el pueblo cuenta con otros muchos puntos de interés, como el Jardín de los Monjes, el puente curvo sobre el Dronne y las cuevas trogloditas. No olvide dar un paseo en canoa para descubrir el pueblo desde otro ángulo y disfrutar de la belleza de sus paisajes.
6. Saint-Jean-de-Côle, encanto y serenidad
Saint-Jean-de-Côle es un pequeño pueblo lleno de encanto, catalogado como uno de los “Pueblos más bonitos de Francia”. Su plaza central bordeada de casas con entramado de madera, su castillo, su iglesia románica y su puente medieval sobre el Côle contribuyen a crear un ambiente tranquilo y sereno.
El pueblo también es famoso por su Fiesta anual de las Plantas, que se celebra en mayo y atrae a miles de visitantes. Es una oportunidad para descubrir una gran variedad de plantas y flores, así como para disfrutar de la belleza del pueblo en primavera.
7. Saint-Chély d’Aubrac
Saint-Chély d’Aubrac es un pintoresco pueblecito situado en el camino de Santiago de Compostela. Es famoso por su Pont des Pèlerins, un puente de piedra del siglo XIV que cruza el río Boralde.
El pueblo también es famoso por su gastronomía, en particular por el aligot, una especialidad local a base de patatas y queso. No olvide visitar la iglesia románica de Sainte-Foy, del siglo XI, y aprovechar las numerosas rutas de senderismo que rodean el pueblo.
8. Monpazier, una ciudad fortificada ejemplar
Monpazier es una bastida, una ciudad medieval fortificada considerada como una de las mejor conservadas de la región. Fundada en 1284 por el rey Eduardo I de Inglaterra, Monpazier ha conservado su trazado original, con calles rectas y paralelas, una plaza central bordeada de casas porticadas y murallas.
El pueblo también es famoso por su mercado tradicional, que se celebra todos los jueves desde hace más de 700 años. Es una gran oportunidad para descubrir los productos locales y degustar la gastronomía local. No deje de visitar la iglesia de Saint-Dominique, un edificio gótico del siglo XIII, y el Musée des Bastides, que recorre la historia de las bastidas del suroeste de Francia.
9. Saint-Amand-de-Coly y su abadía-fortaleza
Saint-Amand-de-Coly es un encantador pueblo situado entre Montignac y Sarlat. Está dominado por su abadía-fortaleza, un edificio románico del siglo XII que es una de las iglesias fortificadas más grandes de Francia.
El pueblo también es famoso por sus típicas casas de piedra del Périgord Noir, con sus tejados de lauze. Cada verano, la abadía acoge el Festival de Saint-Amand-de-Coly, un acontecimiento musical dedicado a las músicas clásicas y del mundo. Un paseo por el pueblo le descubrirá también su patrimonio rural, con sus graneros y palomares.
10. Domme, gastronomía, arquitectura y naturaleza
Situado en un promontorio que domina el valle del Dordoña, Domme es un pueblo con un rico patrimonio histórico y arquitectónico. Sus calles empedradas, sus casas con entramado de madera, su mercado medieval y su iglesia gótica son testigos de su pasado medieval.
Domme también es famoso por su gastronomía, con trufas, foie gras y vinos de Bergerac. El pueblo ofrece excepcionales vistas panorámicas sobre el valle del Dordoña, y está rodeado de paisajes vírgenes ideales para practicar senderismo y ciclismo.
11. Saint-Léon-sur-Vézère, una aldea tranquila
Saint-Léon-sur-Vézère es una pequeña y tranquila aldea a orillas del río Vézère. Sus casas de piedra con tejados de lauze, su iglesia románica del siglo XII y su castillo del siglo XVI, así como su ubicación en el corazón del valle del Vézère, Patrimonio Mundial de la UNESCO por sus yacimientos prehistóricos, la convierten en un lugar de encanto y serenidad.
El pueblo es también un punto de partida ideal para explorar los numerosos yacimientos prehistóricos del valle del Vézère, como la cueva de Lascaux y el yacimiento de la Roque Saint-Christophe. No olvide dar un paseo en canoa por el Vézère para admirar la belleza de sus paisajes naturales.
12. Villefranche-du-Périgord, la ciudad fortificada más antigua de la Dordoña
Fundada en 1261, Villefranche-du-Périgord es la ciudad fortificada más antigua de la Dordoña. Su trazado original se ha conservado bien, con una plaza central bordeada de casas porticadas y una iglesia fortificada.
El pueblo también es famoso por su lonja, donde se celebra un mercado tradicional en el que se venden productos locales como miel, nueces y setas. Para los amantes del senderismo, desde el pueblo parten numerosos senderos que permiten descubrir la belleza de la campiña del Périgord.
13. Castelnaud-la-Chapelle, 2 castillos para un pueblo
Castelnaud-la-Chapelle es un pueblo dominado por dos castillos: el castillo de Castelnaud, fortaleza medieval que alberga un museo de la guerra en la Edad Media, y el castillo des Milandes, antigua residencia de Joséphine Baker, que alberga un museo dedicado a la célebre artista y un espectáculo de cetrería.
El pueblo, catalogado como uno de los “Pueblos más bonitos de Francia”, también goza de vistas panorámicas sobre el valle del Dordoña. Pasee por sus calles empedradas, descubra las casas de piedra con tejados de lauze y disfrute de un paseo en gabarra por la Dordoña.
La Dordoña es un auténtico tesoro para los amantes de la historia, la naturaleza, la gastronomía y la cultura. Cada pueblo tiene su propia historia que contar, su propio encanto que descubrir. Tanto si busca tranquilidad, aventura, descubrimiento cultural o gastronomía, estos pueblos de la Dordoña tienen algo para todos los gustos. No espere más y venga a descubrir estas joyas del Périgord.
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