Las 20 mejores especialidades culinarias de París
Es difícil imaginar la Ciudad de la Luz de otra forma que como es hoy. Con sus bulevares, sus instituciones, su barrio de negocios y, por supuesto, sus típicos cafés siempre llenos. Sin embargo, París fue antaño una dinámica zona agrícola, con rendimientos ejemplares.
La diversidad de su suelo dio lugar a más especialidades de las que esta cima podría contener.
En las calles de la capital, elija entre brasseries o restaurantes con estrellas Michelin, comida callejera o de casas tradicionales. Cada cocina tiene su propia identidad, y establecimientos culinarios de todos los tamaños se disputan incluso los rincones más pequeños de la capital.
Qué comer en París Nuestra selección de 20 especialidades parisinas
Los mejores chefs y direcciones parecen cambiar cada semana… probablemente porque París es un choque de culturas y sabores. Cocinas de los cuatro puntos cardinales se encuentran con especialidades francesas casi ancestrales. Pronto tendrá a su alcance infinidad de sabores, ¡para su deleite!
1 La Baguette
Es imposible empezar nuestro top ten sin poner en lo más alto a la estrella de los panes franceses. La baguette es un emblema de Francia. Su forma alargada y esbelta y su sabor inimitable le han valido el reconocimiento internacional y el estatus de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Indispensable en el desayuno con mantequilla y mermelada, a mediodía es la base de los bocadillos más crujientes. Por último, en la cena, su miga blanda empapa perfectamente las salsas gourmet del fondo del plato. Para disfrutar de las mejores baguettes de París, acuda a un auténtico panadero artesano. Son los maestros artesanos que perpetúan la tradición panadera y garantizan su calidad.
2. Les bouchées à la Reine
Detrás de este bonito nombre se esconde una especialidad parisina aún más delicada. Se trata de croustades individuales de hojaldre, generosamente rellenas de una mezcla de ave, jamón, mollejas y champiñones en dados. El conjunto se cubre con una espesa salsa a elegir: forestière, bechamel o suprema. ¿Un poco de historia mientras espera su plato? Las Bouchées à la reine fueron creadas en Versalles por los cocineros de la corte en el siglo XVIII. Esta deliciosa creación surgió a petición de la reina Marie Leszczynski, esposa de Luis XV. Quería un plato afrodisíaco que sirviera regularmente a su marido para mantenerlo fiel.
3. Sopa de cebolla
La sopa de cebolla (o Gratinée des Halles) es un entrante gastronómico típico de las brasseries parisinas. Originalmente se servía a los ganaderos que trabajaban en el turno de noche en las antiguas Halles. Cubierta con una capa de queso gratinado y picatostes, esta sopa se elabora con caldo y cebollas conservadas en mantequilla. La leyenda cuenta que la inventó una noche el rey Luis XV, que se encontraba en su pabellón de caza y sólo tenía pan y cebollas en la despensa.
4. Croque-monsieur
Sencillo pero delicioso, el croque-monsieur es una de las especialidades parisinas (y francesas) más populares fuera de Francia. Desde su creación en 1900, el croque-monsieur figura en la carta de la mayoría de las brasseries de la capital. Consiste en dos rebanadas de pan de molde, cubiertas con jamón de París cocido y salsa bechamel. Antes de hornearlo, se cubre con una gruesa capa de queso gratinado. En una versión aún más contundente, el croque-monsieur se cubre con un huevo frito y se convierte en… un croque-madame.
5. Sopa de puerros y patatas
Con el debido respeto a las demás regiones de Francia, la sopa de puerros más popular del país nació en París. Antes se llamaba “sopa parisina”. Su preparación no puede ser más básica: puerros, patatas, algunas cebollas caramelizadas y un poco de ajo. Tras la cocción, los ingredientes se mezclan para obtener una textura suave y aterciopelada. La sopa se sirve bien caliente con pan fresco o picatostes. Un verdadero consuelo invernal.
6. Pastel de pastor
Si su objetivo es satisfacer un apetito voraz, éste es sin duda su plato. Elaborado con ingredientes básicos, el pastel de pastor es un plato intrínsecamente popular. La receta original es un gratinado de cremoso puré de patatas sobre un lecho de carne picada. Una variante más gourmet (y más cara) sustituye la ternera por muslos de pato confitado desmenuzados. Esta especialidad debe su nombre a una idea de M. Antoine Parmentier, que la inventó para combatir el hambre. Boticario de profesión, Parmentier estaba convencido de que la patata podía combatir el hambre. Su determinación le llevó hasta la corte, donde hizo probar su hachís al mismísimo rey Luis XVI.
7. El Entrecot-Frites
Un plato sencillo y contundente que siempre triunfa. También conocido como “steak-frites”, este plato se remonta al siglo XIX, cuando en el barrio de la Vilette todavía había mataderos. Los carniceros solían preparar filetes de entrecot con mantequilla de hierbas, acompañados de “pommes Pont-Neuf”, que se cree que son los antepasados de las actuales patatas fritas.
8. Ternera de Miroton
Plato tradicional de la cocina francesa, el boeuf miroton tiene su origen a finales del siglo XVIII. En aquella época, Balzac lo llamaba “el plato de Madame Pipelet”. Para preparar un boeuf miroton, primero se cuece la carne en un pot-au-feu (un caldo hervido a fuego lento de verduras de invierno y carne de ternera). A continuación, los trozos de carne sobrantes de este primer plato se mezclan con una generosa cantidad de cebolla, ajo, aceite de oliva y vino tinto. Antes de servir, a veces se añaden unos pepinillos en vinagre para dar un toque de acidez.
9. La ópera
Este pastel gourmet se elabora con una capa de galleta “Joconde”, ganache de chocolate y crema de mantequilla de café. Se cree que fue inventado en 1955 por el pastelero Cyriaque Gavillon, de Dalloyau. Su esposa, al encontrar un parecido entre el pastel y el escenario de la Ópera Garnier, le dio el nombre de “Opéra”.
10. El flan parisino
Sinónimo de flan pâtissier, este dulce cremoso es un must-try en toda panadería-pastelería francesa. Primo lejano del Pastel de Nata portugués, una porción de flan parisino no tiene igual en cuanto a cantidad. Para preparar el flan, se mezclan huevos, leche, azúcar, harina de maíz y vainilla. La mezcla se hornea sobre una masa quebrada y, en ocasiones, se adorna con albaricoques. Su gran popularidad ha dado lugar a otros sabores, como el flan de chocolate, el flan de caramelo, el flan de coco y, más raramente, el flan de frutas confitadas. Le dejamos a usted decidir cuáles son los más originales.
11. Quesos
He aquí otro tópico nacional tan cierto como observable: ¡a los franceses les encanta el queso! Los quesos producidos en París y en la región de Île-de-France son suaves y muy agradables al paladar. El queso más conocido de Île-de-France es sin duda el Brie de Meaux, elaborado con leche de vaca y reconocible por su textura cremosa y su corteza tierna. Ningún queso se queda fuera a la hora del final de la comida o del aperitivo: todos los quesos de la región estarán en la fiesta.
12. Le Croissant
Entre los símbolos de la delicadeza y la indulgencia, el croissant parisino bien podría ocupar el primer lugar… Auténtico mito del desayuno francés, el croissant de mantequilla está en todas las mesas matinales y bufés de hotel, y en ningún sitio se prepara tan bien como en París. En las pastelerías, suele ir acompañado del pain au chocolat, otra institución de la viennoiserie francesa.
13. Chouquettes
Son pequeños hojaldres huecos espolvoreados con azúcar perlado antes de hornearlos. Una chouquette “de éxito” es gordita, crujiente por fuera y suave en la boca. A veces, algunas chouquettes salen del horno ligeramente caramelizadas por exceso de cocción, pero no por ello están menos buenas. Estas mini viennoiseries se venden en las panaderías, por unidades o por 100 gramos. Una sola de ellas será una magdalena de Proust para muchos franceses.
14. El macarrón
El macaron parisino, también conocido como macaron lisse, es uno de los grandes clásicos de la pastelería francesa. Reconocible por su pequeño tamaño, su forma redondeada y sus dos delicadas cáscaras de almendra unidas por una ganache aromatizada. El macaron parisino satisface todos los paladares. En las tiendas encontrará para todos los gustos, ¡siempre que sean naturales! De cara a las fiestas, encontrará incluso versiones saladas, con foie gras, champán o trufas de verano, según la receta. A lo largo de los siglos, las grandes casas de la gastronomía francesa han consagrado este aperitivo real como un icono. Una cita ineludible…
15. París-Brest
Detrás de este elegante pastel en forma de corona se esconde la campaña publicitaria más deliciosa de la historia. El Paris-Brest es un postre de pasta choux relleno de crema muselina praliné y espolvoreado con almendras laminadas. El conjunto tiene forma de corona… ¡o más bien de rueda de bicicleta! Así es. En 1909, un pastelero de Maisons-Laffitte recibió el encargo de crear un pastel para promocionar la carrera ciclista París-Brest-París, entre París y Bretaña. El éxito fue inmediato, y desde entonces el paris-brest está presente en los escaparates de las pastelerías parisinas.
16. Le Saint-Honoré
Le Saint-Honoré es un ejemplo de elegancia y maestría pastelera. Es también una especialidad emblemática de la capital, creada en el siglo XIX por Chiboust. El nombre “Saint-Honoré” hace referencia a la calle de esta famosa casa parisina: la rue Saint-Honoré. Un nombre muy apropiado, ya que el patrón de los pasteleros y panaderos no es otro que el propio Saint-Honoré. El pastel está hecho de hojaldre y nata montada, rodeado de pasta choux rellena de crema chiboust y cubierto con una cáscara de azúcar caramelizado. Lo reconocerá por la delicadeza con la que está pochada la nata montada y la soberbia corona de hojaldres cubiertos de caramelo. A los aficionados les encantará…
17. Milhojas
El Milhojas es un pastel ancestral que combina la técnica y los sabores emblemáticos de la pastelería francesa. Es sin duda esta mezcla de saber hacer lo que la hace tan culta y deliciosa. El milhojas, que data de principios del siglo XIX, se compone de 3 capas de hojaldre, superpuestas y alternadas con crema pastelera de vainilla. Para terminar, el milhojas se decora hábilmente con fondant blanco y negro o (en una versión más moderna) con una fina capa de azúcar glas. Es cierto que no es muy práctico para comer, pero una vez cortado es una delicia.
18. Baba de ron
También conocido como “savarin”, el baba au rhum es un postre contundente que encanta a los epicúreos. Lo encontrará sobre todo en porciones individuales, más que en formato para compartir. El baba se presenta en forma de masa fermentada, empapada en un almíbar a base de ron o kirsch (¡a veces durante varios días!). El brioche empapado se cubre con una ligera nata montada.
19. La tarta amandina
Nombre popular de la tradicional tarta Bourdaloue, que debe su nombre a la calle Bourdaloue, donde se creó en el siglo XIX. Este delicioso postre es una auténtica delicia. La tarta amandine se elabora con pera escalfada, colocada sobre una base de masa quebrada y cubierta con crema de almendras o frangipane.
20. Grand Marnier
Creado en 1880 por Louis-Alexandre Marnier en los Yvelines, este licor se elabora con piel de naranja amarga macerada en coñac durante más de un mes. Puede tomarse solo, con hielo o en cócteles. También se utiliza a menudo en la cocina, como en las famosas crêpes Suzette, preparadas con azúcar caramelizado, mantequilla, ralladura y zumo de naranja y, por supuesto, Grand Marnier.
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