Las 10 mejores especialidades culinarias de Ginebra
¿Le apetece algo diferente y quiere descubrir nuevas especialidades? Ginebra es el destino que le llevará de viaje no muy lejos de casa. Con una gran variedad de especialidades, los platos imprescindibles son sin duda los de queso, a menudo de la región de Gruyère (deberíamos haberlo adivinado). Dulces cremosos, vinos, pescados o embutidos, no se cansará de probar las especialidades de la región. Algunas están influenciadas por la gastronomía francesa, pero otras derivan su autenticidad de los productos locales. Los restaurantes ginebrinos garantizan una acogida cálida y sabrosa. ¿Le gustaría saber un poco más sobre ciertos platos? Grandes clásicos que forman parte integrante de la cultura suiza. A continuación se lo contamos todo sobre ellos.
Dónde comer en Ginebra Nuestra selección de 10 especialidades ginebrinas
1. Longeole
Para empezar esta selección, vamos a hablar de la longeole, una especialidad esencial de Ginebra. La longeole es un embutido a base de carne de cerdo con un característico sabor a anís. Sí… anisado. Y, por lo visto, ¡es deliciosa! Se sirve con ensalada de patatas o zanahorias, o con patatas gratinadas. La Longeole es una salchicha con un alto contenido en grasa y una corteza. Esta corteza requiere un tiempo de cocción largo, en función del tamaño de la salchicha. Algunos carniceros tienen un pequeño truco para reducir el tiempo de cocción de esta salchicha, tan apreciada por los ginebrinos. Primero cuecen la corteza y luego la añaden a la mezcla para formar la salchicha. ¡Muy ingenioso!
2. Cardos
Sí, los cardos son una especialidad de Ginebra. A menudo gratinados durante las fiestas navideñas, los cardos son en realidad alcachofas espinosas: se pueden cocinar de muchas maneras y combinan a la perfección con carnes blancas como el pollo. Con un sabor a nuez, mantecoso y un toque amargo, los cardos son una verdura poco habitual. Su carne es a la vez firme y crujiente, sin ser fibrosa, lo que facilita su digestión. Ahora ya sabes cómo reconocer los cardos de Ginebra.
3. Rissole (con peras)
Algunas especialidades ginebrinas comparten la herencia culinaria de Saboya, y la rissole es una de ellas. Este pastelito es una empanadilla rellena de una compota de pera perfumada con canela, con un aroma embriagador que hace estremecer las fosas nasales. ¿Por qué es tan especial? Estos dulces se elaboran con una variedad de pera para cocinar, que sólo se encuentra en la región situada al final del lago. Sin embargo, se pueden variar las recetas cambiando la variedad de peras utilizadas, o eligiendo una masa diferente (masa quebrada u hojaldre). En cualquier caso, ¡será una delicia!
4. Pastel rápido de ciruelas pasas
Este pastel de ciruelas pasas se elabora con masa quebrada rellena de ciruelas pasas. Esta pequeña delicia es especialmente popular en Suiza, y sobre todo en Ginebra, porque los lugareños la asocian con la fiesta del ayuno. A este pastel (o tarta) se le añade canela, nata y mantequilla. En general, los ginebrinos ayunan todo el día hasta el anochecer. Y es precisamente a la hora de la cena cuando el “pastel de ciruelas pasas” entra en escena, para hacer las delicias del estómago de todos.
5. Queso Tomme Vaudoise
Apodado “la flor fina de la Suiza francesa”, el tomme es un queso pequeño, blando y de corteza hinchada. No necesita mucha leche para producirlo, por eso se llama “tomme” y no “queso”. Es conocido por su cremosidad y frescura, a veces con un centro líquido, que lo hace absolutamente exquisito sobre una rebanada de pan caliente. Hoy en día, se pueden encontrar tommes rellenos de nueces, ajo silvestre, trufas o incluso roquefort. Nos vemos en Ginebra.
6. Marmite de l’Escalade
Atención niños… ¡Hablemos ahora de dulces! El Marmite de l’Escalade es un tarro de chocolate relleno de verduras de mazapán. Esta especialidad ginebrina conmemora un ataque a la ciudad de Ginebra en 1602. Según la leyenda, la “Madre Reino” arrojó a los atacantes una olla llena de sopa de verduras. Así ayudó a los guardias a proteger la ciudad. La olla de chocolate se creó para celebrar esta victoria. Hoy en día, vienen en diferentes tamaños para que puedas deslizar infinidad de pequeños dulces en su interior.
7. Fricassée de cerdo a la ginebrina
La fricassée genevoise es un guiso a base de carne de cerdo marinada en vino tinto con una guarnición compuesta principalmente por cebollitas glaseadas de color marrón y lardones. Original, ¿verdad? Este plato tradicional se come en honor de San Martín, el 11 de noviembre. En este día, la cosecha está en su apogeo y los cerdos están bastante gordos, por lo que hay que matar al cerdo en esta fecha y convertirlo en estofado. Tal es la tradición. La Fricassée de porc à la genevoise es una comida contundente ideal para disfrutar después de un día de turismo.
8. Salvelino a la ginebrina
Cuando pensamos en Ginebra, inevitablemente pensamos en el lago Lemán, fuente de recursos de calidad. En esta ciudad, el pescado de la región se saborea con cariño. Así que más vale aprovechar lo que la naturaleza nos ofrece. Esta receta se basa en un pescado del lago, llamado char. En Ginebra, suele prepararse con mantequilla, vino blanco de Ginebra, yema de huevo y nata. Sírvelo con unas verduras y ¡listo!
9. Fondue y raclette
No hace falta presentarle estos platos imprescindibles del invierno, ¡son tan famosos en todo el mundo! La fondue y la raclette forman parte de la cultura y la gastronomía suizas. Si viaja a Suiza a finales de año, no se preocupe, tendrá una amplia oferta de restaurantes que sirven estos platos imprescindibles. Desde el queso hasta la charcutería local, no puedes dejar de disfrutar de estas delicias tradicionales en Ginebra.
10. La Gratinée des Vieux Cabinotiers
Un nombre bastante divertido. La gratinée des vieux Cabinotiers es una sopa de cebolla servida con picatostes de pan gratinados con queso Gruyère. Este plato caliente puede servirse como guarnición o entrante. Sin embargo, a mucha gente le gusta disfrutarlo como plato principal, con unas rebanadas de pan fresco. Ideal para entrar en calor durante el invierno, ¡no querrá pasar sin él!
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