Las 10 mejores especialidades culinarias de Bruselas
¿Está de visita en Bélgica y se detiene unos días en Bruselas? Ha elegido bien la ciudad, ya que es conocida por su gastronomía especialmente dulce y apetitosa. Una de las particularidades de Bruselas es que alberga lo que los lugareños llaman “La experiencia del tranvía”. El concepto es muy sencillo: los pasajeros suben al tranvía y, mientras éste serpentea por la ciudad, les invita a degustar algunos de los platos típicos de la región. Un concepto innovador. Esto demuestra que es perfectamente posible combinar una visita cultural con un recorrido gastronómico. Descubra en este artículo algunos de los mejores platos de Bruselas. ¡Buen provecho!
Qué comer en Bruselas
1. El gofre de Bruselas
En lugar de presentar nuestra pequeña lista a la manera tradicional: entrante, plato principal, postre, preferimos empezar directamente por la crème de la crème, que no es otra que el inimitable gofre de Bruselas. Para ser sinceros, muy pocas regiones pueden cocinar gofres con tanta precisión como Bruselas. Ligeramente crujientes por fuera, las claras de huevo les confieren una textura ligera y cremosa. De hecho, este postre es una de las principales razones por las que los turistas pasan unos días en la ciudad. Basado en una receta que data del siglo XIX, y con una pequeña forma rectangular a la que se pueden añadir diferentes tipos de cobertura según las preferencias, este dulce simplemente nos deja sin palabras.
2. El Stoemp
Aunque suene difícil de pronunciar, no lo es menos de comer, ¡porque este plato es muy sabroso! ¿Un poco de información sobre la etimología de la palabra? La palabra “stoemp” viene en realidad del neerlandés “doorgestooempte patatjes”, que en francés significa “puré de patatas”. Es un plato relativamente sencillo y fácil de preparar que se servía a la hora de cenar a los campesinos tras una dura jornada de trabajo en el campo. Con el tiempo, las famosas patatas se ganaron el corazón de los bruselenses, y el plato se ha convertido en un imprescindible de la región y, de hecho, de toda Bélgica. Existen varias versiones, pero la clásica se elabora con tocino, zanahorias, cebollas, puerros, salchichas y panceta.
3. Cerveza
Ahora toca beber, la gran estrella de este ranking, para saciar la sed. No es ningún secreto que Bélgica es el país de la cerveza. Vayas donde vayas por los cuatro puntos cardinales del país: bares, restaurantes, cafés, discotecas, bistrós, brasseries… La cerveza ocupará un lugar destacado en la carta de bebidas. Las hay de muchos sabores y matices, pero si tuviéramos que recomendar una en particular, sería sin duda la “Chimay Bleue”. De hecho, fue elegida “Mejor Cerveza Belga” por RateBeer… con una puntuación perfecta de 100 sobre 100. Atípica, al abrirla, pequeñas notas de aromas afrutados y caramelizados te hacen cosquillas en la nariz.
4. Waterzoii
He aquí una receta tradicional belga. Una vez más, este plato tiene sus raíces en el neerlandés, que significa “agua hirviendo”. Así que no es difícil adivinar que se trata de una especie de caldo cocido al que luego se le da una textura más bien cremosa. Un poco parecido a un estofado, el waterzoii se cocina principalmente con muslos de pollo, y se suele comer en invierno. Esta comida caliente y vigorizante se suele tomar con algunas verduras cortadas en rodajas, como patatas (las favoritas indiscutibles), zanahorias y apio.
5. La tartine belga
¿Y ahora un alimento básico? Mientras que en Francia somos famosos por nuestras crujientes baguettes, en Bruselas es la tartine la que se lleva la palma. Es imprescindible. A veces servida con una sopa caliente, esta deliciosa rebanada de pan de molde fina puede acompañarse de un ligero toque de mantequilla o queso, unos trocitos de rábano y un poco de pimienta negra, para darle aún más sabor. La tartine belga tiene un sabor que sigue siendo un misterio para muchos, no se parece a ninguna otra tartine que hayas comido en tu vida, y los diferentes alimentos que decidas untarle acentúan esta originalidad.
6. Patatas fritas
Y la medalla de oro a las mejores patatas fritas se la lleva, como era de esperar, Bruselas. Tanto si está de paso como si vive en la región, seguro que ha sentido el olor de las patatas fritas recién salidas de la freidora al pasar por delante de una tienda de patatas fritas con las puertas y ventanas abiertas. Estos palitos dorados, no más largos que un dedo, son perfectos con un buen plato de mejillones, y un poco de salsa pommes frites al lado. También puede probarlos con una hamburguesa, donde el sabor suave y crujiente resaltará aún más. Es una especialidad salada de la que los bruselenses no se cansan.
7. Carbonnade Flamande
Muy popular en el norte de Francia, esta receta tradicional belga se asemeja a un boeuf bourguignon. Su nombre proviene de la palabra “carbón” en referencia a la forma de cocinarlo. Se come principalmente con rebanadas de pan, que resultan deliciosas tras mojarlas en la salsa ligeramente espesa impregnada del famoso buey y unas cucharadas de cerveza. ¿Con qué acompañarlo? Además del pan, a los bruselenses les gusta comer este plato con unos guisantes y una ensalada fresca… ¡Y no te olvides del plato de patatas fritas!
8. Chocolate bruselense
¡Chocolate! Desde aquí puedes sentir cómo se acelera tu corazoncito (y el nuestro también). Quién no ha oído hablar del legendario chocolate de Bruselas: blanco, con leche, negro, con café, con frutas… La oferta es infinita, ¡y el chocolate es el rey! En esta región se encuentran los mejores chocolateros del mundo. Las calles se llenan del dulce aroma de las tabletas de chocolate, la mousse de chocolate, los macarrones, las tabletas de chocolate y las trufas. El chocolate es un arte, y Bruselas es su guardiana. Servido con un café caliente, hace la boca agua.
9. Boulettes Liégeoises y salsa de conejo
Por si aún no lo ha adivinado, el consumo de carne en Bruselas es bastante elevado. Al parecer, esta receta tiene su origen en la época romana, y era un plato reservado que se servía especialmente en las mesas reales. Acompañada de un plato de patatas fritas o de croquetas de patata, probablemente se pregunte por qué se llama “salsa de conejo”. Pues bien, la receta no contiene carne de conejo. De hecho, debe su nombre a Géraldine Lapin, la esposa de Ernest Lapin, un famoso poeta que también fue recaudador de impuestos directos en los suburbios de Lieja. Vaya, vaya, vaya. ¡Cada plato tiene su historia!
10. Vol-au-vent
Terminemos este divertimento culinario con el “vol-au-vent” (es increíble lo imaginativo que se puede ser a la hora de poner nombre a los platos). Se trata de un plato muy sabroso, muy apreciado sobre todo por los niños. Consiste en una fina corteza de hojaldre con un centro hueco, en el que se ha rellenado una mezcla de champiñones y pollo. La comida de un rey se corona con una corona de hojaldre. Suculento y espléndido a partes iguales, es uno de los platos estrella de la capital belga.
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