La Ópera de Viena

Aquí se encuentra uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, la Ópera de Viena. ¡Seguro que ya lo sabes, es una de las más grandes y mejores óperas líricas del mundo, con programaciones de un nivel excepcional y que cambian cada día! De junio a septiembre se pueden ver cerca de cincuenta óperas y 24 espectáculos de ballet. ¡Es un abanico de representaciones único e inigualable! En invierno, otro evento importante tiene lugar allí, el famoso Baile de la Ópera, el más prestigioso de la temporada de bailes, que ve a un centenar de parejas debutantes abrir el baile con vestidos de noche y trajes de tres piezas. Durante los meses de abril, mayo, junio, septiembre y diciembre, se proyectan gratuitamente 80 funciones en directo en la plaza de la Ópera. Esta puede ser una buena manera de iniciarte en este arte si no estás seguro de que te guste y no quieres gastar demasiado para comprobarlo. Para los aficionados, por otro lado, ¡asistir a un espectáculo es obligatorio! La gran sala de ópera es un espléndido teatro a la italiana con una acústica perfecta, e incluso puedes disfrutar de las vistas de los tejados en el intermedio para admirar Viena iluminada. ¡También debes saber que hay más de 500 asientos de pie! Ciertamente, no es del gusto de todos ver una ópera de pie, pero las entradas, a precios tan bajos como 3€, permiten que el mayor número de personas descubra este arte indisociable de Viena. También puedes visitar los bastidores de la Ópera a través de visitas guiadas durante el día. Pero, ¿por qué Viena está tan conectada con la música? El Imperio de los Habsburgo, en la confluencia de las culturas germánica, italiana y eslava, fue rápidamente un centro europeo de la música. La primera ópera de la historia de la ciudad se presenta en 1625 en Hofburg. ¡El siglo XVIII, es la mejor época! Austria desarrolla una riquísima tradición musical y muchos de los grandes compositores se instalan en Viena. ¡Grandes nombres como Beethoven, Mozart, Strauss, Schubert, Wagner! Viven en Viena y componen sus mejores obras. ¡Pocos países pueden presumir de reunir a tantos genios musicales! En esta época las presentaciones tienen lugar en la corte imperial. La ópera tal y como la conocemos hoy en día nació en 1810 cuando se separaron los repertorios. El teatro se presentará en el Hofburgstheatre y la ópera y la danza en el Hof-Operntheater. La Ópera fue uno de los primeros grandes proyectos del Ring. Su construcción comienza en 1861 y finaliza con la representación de la Ópera Don Juan escrita por Mozart. La Ópera se llama “Kaiserlich-königliche Hofoper”, disculpa mi alemán, que significa “Ópera de la corte imperial y real”. En el siglo XIX, Viena se convierte en el escenario de numerosas fiestas y bailes que anuncian el nacimiento inminente de un nuevo estilo de ópera más ligero: la opereta. También llega la década de Gustav Mahler que dirigirá, modernizará y redecorará la ópera. Abrirá el repertorio a creaciones contemporáneas y hará desaparecer algunos usos mundanos. A él se debe que el director de orquesta le dé la espalda al público o que la sala esté a oscuras. En 1920, Austria se convierte en una república y la Ópera toma su nombre actual. Después de los bombardeos del 45, el edificio fue destruido. Solo su fachada, que había sido amurallada por precaución, está intacta. La reconstrucción, en plena crisis económica, se financiará principalmente mediante donaciones privadas, así como mediante la colaboración con la Unión Soviética, que proporcionará los materiales. Se aprovecha para agregar mucha madera, lo que mejora la acústica. En resumen, la Ópera reabre sus puertas en 1955 con una representación de Fidelio de Beethoven ante una multitud de personalidades austriacas y extranjeras, así como las cámaras de televisión que realizarán la primera retransmisión en directo. Nace un mito.