Nueva Residencia

Ahora nos encontramos en el otro lado de la Residenzplatz, donde varios edificios llaman la atención.

A tu izquierda está el Weihnachtsmuseum, perdona mi alemán, que en español significa Museo de la Navidad. Sí, has oído bien: es un museo dedicado a objetos y decoraciones navideñas que abarcan desde la década de 1840 hasta la de 1940. Conserva y transmite las tradiciones y los símbolos religiosos propios de esta época en Austria, desde la Nochebuena hasta la víspera de Año Nuevo.

Un lugar que fascina a sus visitantes, especialmente a quienes sienten debilidad por la magia navideña. Junto a él, frente a ti, se alza la Nueva Residencia, un importante centro cultural de la ciudad que también es un museo, dedicado en este caso a la historia del arte de Salzburgo. Visitar la Nueva Residencia es una excelente forma de entender cómo y por qué la ciudad adoptó una arquitectura barroca de influencia italiana y cómo evolucionó tras la desaparición del arzobispado en 1803.

Este elegante edificio comenzó a construirse en 1588 por orden del príncipe-arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau, en sustitución de las antiguas construcciones que ocupaban el lugar y que mandó demoler. Este príncipe-arzobispo, uno de los más destacados de la historia local, planeaba instalarse aquí, aunque en 1605 decidió finalmente quedarse en la residencia antigua… Un tanto caprichoso, ¿verdad? Sea como sea, gracias a él conservamos hoy este magnífico ejemplo de la época, situado frente a su “rival”, la Residencia, al otro lado de la plaza.

A lo largo del siglo siguiente, la Nueva Residencia fue ampliada y modificada, añadiendo arcadas, una torre y un carillón que le dio gran fama. De hecho, es muy probable que lo escuches varias veces si pasas unas horas en la ciudad. Además de disfrutar del sonido de sus campanas, puedes entrar en este hermoso palacio para visitar el Museo de Salzburgo, galardonado en 2009 con el premio al Museo Europeo del Año.