19 lugares imprescindibles que visitar en Normandía

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Normandía, región emblemática del noroeste de Francia, posee un patrimonio histórico y natural excepcionalmente rico. Con sus majestuosos acantilados, sus playas cargadas de historia, sus pintorescos puertos y sus abadías milenarias, esta tierra con carácter atrae cada año a millones de visitantes. Ya sea amante de la naturaleza, aficionado a la historia o simple curioso, una visita a Normandía promete descubrimientos inolvidables. He aquí 19 cosas imprescindibles que hacer durante su estancia en Normandía.

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Véase también la guía de Normandía:


1. Mont-Saint-Michel

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Es imposible visitar Normandía sin ver la maravilla del Mont-Saint-Michel. Encaramado en su islote rocoso en medio de una bahía con mareas espectaculares, este lugar declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO encarna toda la majestuosidad de la región. La abadía que corona el Monte posee una arquitectura impresionante que combina los estilos románico y gótico. Desde las terrazas, la vista sobre la bahía es impresionante, sobre todo al atardecer.

Durante su visita, pasee por las calles medievales que serpentean hasta la cima y descubra las numerosas tiendas de artesanía. Las mareas altas ofrecen un espectáculo natural fascinante, transformando el Monte en una verdadera isla. No olvide consultar las tablas de mareas antes de venir para disfrutar al máximo de este fenómeno único.

2. Los acantilados de Étretat

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Los acantilados de Étretat figuran entre los paisajes más fotografiados de Francia. Estos gigantes de tiza blanca, esculpidos por la erosión marina, crean espectaculares formaciones naturales como el arco de la Porte d’Aval, el Manneporte y la famosa Aiguille. Estos monumentos naturales han inspirado a numerosos artistas, entre ellos Claude Monet y Gustave Courbet.

Para apreciar plenamente estas maravillas, tome el sendero aduanero (GR21) que recorre la cima de los acantilados. El paseo ofrece unas vistas panorámicas excepcionales sobre el Canal de la Mancha y permite observar los acantilados desde distintos ángulos. Abajo, la playa de guijarros le invita a relajarse, con una vista ininterrumpida de los arcos naturales. No olvide visitar los Jardins d’Étretat, verdaderas obras de arte paisajísticas encaramadas a los acantilados.

3. Honfleur y su Vieux Bassin

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Honfleur es sin duda uno de los puertos con más encanto de Normandía. Su Vieux Bassin, bordeado de casas altas y estrechas con fachadas de pizarra, es una postal viviente que ha seducido a innumerables pintores impresionistas. Aquí se respira un ambiente único, mezcla de tradición marinera y del apacible estilo de vida normando.

Pasee por las calles adoquinadas del centro histórico, visite la iglesia de Sainte-Catherine, la mayor iglesia de madera de Francia, y descubra las numerosas galerías de arte que perpetúan la tradición artística de la ciudad. El mercado de los sábados por la mañana en la plaza Sainte-Catherine es una visita obligada para degustar los productos locales de Normandía. Para ampliar su descubrimiento de esta magnífica ciudad, realice el itinerario Navaway y descubra todos sus tesoros ocultos.

4. Las playas del desembarco del Día D

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La costa de Normandía fue el escenario de uno de los mayores acontecimientos del siglo XX: el Desembarco del Día D, el 6 de junio de 1944. Una visita a las playas del desembarco del Día D es un momento de emoción y recuerdo que no puede perderse. De Omaha Beach a Utah Beach, pasando por Gold, Juno y Sword Beach, cada lugar cuenta una página diferente de la historia.

El Memorial de Caen ofrece una aproximación completa a la Segunda Guerra Mundial y al Desembarco del Día D, a través de una escenografía moderna y conmovedora. No se pierda el cementerio americano de Colleville-sur-Mer, lugar de memoria donde están enterrados casi 10.000 soldados. La Pointe du Hoc, con sus búnkeres alemanes aún visibles, es testigo de la violencia de los combates. En Sainte-Mère-Église, el maniquí de paracaidista que cuelga de la torre de la iglesia recuerda el heroico episodio del paracaidista John Steele.

5. Rouen, la ciudad de los cien campanarios

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Ruán, capital histórica de Normandía, impresiona por su rico patrimonio arquitectónico. La catedral de Notre-Dame, inmortalizada por Monet en su famosa serie de cuadros, domina el centro histórico con su aguja de 151 metros. El Gros-Horloge, un campanario renacentista sobre una pintoresca calle, se ha convertido en el emblema de la ciudad.

El centro medieval de la ciudad cuenta con casi 2.000 casas de entramado de madera perfectamente conservadas, que ofrecen un entorno extraordinariamente auténtico. La Place du Vieux-Marché, donde Juana de Arco fue quemada viva en 1431, alberga hoy una moderna iglesia en su memoria. Para los amantes del arte, el Museo de Bellas Artes alberga una impresionante colección de cuadros impresionistas.

6. Deauville y la Côte Fleurie

Deauville encarna la elegancia de la Belle Époque, con sus famosas tablas, sus sombrillas de colores y sus casetas de playa con los nombres de las estrellas del Festival de Cine Americano. Desde hace más de un siglo, esta estación balnearia de lujo atrae a una clientela refinada que viene a disfrutar de sus playas de arena, su casino y su hipódromo.

La cercana Trouville-sur-Mer ofrece un ambiente más auténtico, con su mercado diario de pescado y sus restaurantes de marisco. Cabourg, con su Grand Hôtel inmortalizado por Marcel Proust, y Houlgate completan esta cadena de estaciones balnearias normandas. La Côte Fleurie se recorre mejor en bicicleta, por la vía verde que une las distintas ciudades del litoral.

7. El tapiz de Bayeux

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Obra maestra del arte medieval, el Tapiz de Bayeux (en realidad un bordado) despliega a lo largo de 70 metros la épica historia de la conquista de Inglaterra por Guillermo el Conquistador en 1066. Inscrita en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO, esta excepcional obra de arte del siglo XI fascina por la delicadeza de su ejecución y la riqueza de su relato histórico.

Nota importante: El Museo del Tapiz de Bayeux está actualmente cerrado por reformas hasta octubre de 2027. Durante este periodo, aproveche para descubrir los otros tesoros de Bayeux: la catedral de Notre-Dame, su centro medieval conservado y el museo Baron Gérard, que presenta colecciones de arte e historia local.

8. Los jardines de Monet en Giverny

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En la frontera entre Normandía e Île-de-France, Giverny alberga la casa y los jardines de Claude Monet, el maestro del impresionismo. El pintor vivió aquí de 1883 a 1926 y creó sus series más famosas, entre ellas los Nenúfares. El jardín acuático, con su puente japonés y sus sauces llorones, es un espectáculo encantador, sobre todo en primavera, cuando florecen las glicinias.

El Clos Normand, un jardín de flores frente a la casa rosa con sus contraventanas verdes, es un país de las maravillas de coloridos arreglos que cambian con las estaciones. Una visita a la casa le descubrirá el estudio de Monet y su colección de estampas japonesas. Lo mejor es visitarla a primera hora de la mañana o a última de la tarde para evitar las aglomeraciones y aprovechar al máximo la serenidad del lugar.

9. El Havre y su arquitectura moderna

Completamente reconstruida tras los bombardeos de 1944 por el arquitecto Auguste Perret, Le Havre es única en Francia. Su centro, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un testimonio del urbanismo y la arquitectura del siglo XX. La iglesia Saint-Joseph, con su torre linterna de 107 metros, es el símbolo de este renacimiento urbano.

El Museo de Arte Moderno André Malraux (MuMa) posee una de las mejores colecciones impresionistas de Francia, con obras de Monet, Renoir, Pissarro y Dufy. El paseo marítimo remodelado y sus jardines colgantes ofrecen un agradable paseo con vistas al mar. No se pierda el piso piloto de Perret, donde podrá explorar el interior de una típica casa de reconstrucción.

10. Caen y sus abadías

Ciudad de arte e historia, Caen fue la ciudad favorita de Guillermo el Conquistador. Dos abadías monumentales atestiguan este prestigioso pasado: la Abadía de los Hombres, fundada por el propio duque, y la Abadía de las Damas, creada por su esposa Matilde de Flandes. Estas obras maestras del arte románico normando siguen albergando las tumbas de la pareja principesca.

El castillo de Caen, uno de los mayores recintos fortificados de Europa, domina la ciudad y alberga el Museo de Bellas Artes y el Museo de Normandía. El Memorial de Caen es una visita obligada para comprender la historia del siglo XX, desde el ascenso del totalitarismo hasta el desembarco del Día D, pasando por los desafíos contemporáneos de la paz.

11. El Pays d’Auge y sus pueblos

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El Pays d’Auge es el paradigma de la Normandía de postal, con sus verdes tierras de labranza cubiertas de setos, sus apacibles vacas y sus casas solariegas con entramado de madera. Esta región de colinas entre Caen y Lisieux produce las joyas de la gastronomía normanda: sidra, calvados, pommeau y quesos AOC (camembert, pont-l’évêque, livarot).

Beuvron-en-Auge, declarado uno de los pueblos más bonitos de Francia, es una delicia con sus coloridas casas con entramado de madera y su mercado del siglo XVII. Pierrefitte-en-Auge y Beaumont-en-Auge completan este tríptico de pueblos auténticos. Aproveche para recorrer la Route du Cidre, que serpentea entre huertos y sidrerías artesanales, donde podrá degustar los productos locales.

12. La Suisse Normande

Aunque no hay picos de más de 400 metros, Suisse Normande debe su nombre a su accidentado terreno, que contrasta con el resto de Normandía. Las gargantas del río Orne han esculpido paisajes espectaculares, ideales para practicar actividades al aire libre. La Roche d’Oëtre ofrece una vista excepcional de los meandros del río, 118 metros más abajo.

Esta región es un paraíso para excursionistas, escaladores, piragüistas y ciclistas de montaña. El pueblo de Clécy, capital de Suisse Normande, es un punto de partida ideal para explorar la región. El Roc de la Houle y las Rochers des Parcs ofrecen otras vistas notables de estos bucólicos paisajes.

13. Cotentin y Cherburgo

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La península de Cotentin revela una Normandía salvaje y virgen, azotada por vientos y olas. Cherburgo, histórico puerto marítimo, alberga la Cité de la Mer, un complejo museístico dedicado a la aventura submarina. Aquí podrá visitar Le Redoutable, el primer submarino nuclear de Francia, y descubrir la historia del Titanic a través de una exposición permanente.

La costa de Cotentin está llena de sorpresas, con el pintoresco puerto de Barfleur, catalogado como uno de los Pueblos Más Bonitos de Francia, y las dunas de Vauville. El Cap de la Hague, en el extremo occidental de la península, ofrece unas vistas impresionantes de la escarpada costa donde se mezclan páramos y acantilados.

14. Granville, el Mónaco del Norte

Encaramadas sobre un promontorio rocoso, las murallas de Granville miran al mar. La ciudad alta fortificada revela un laberinto de calles empedradas y casas de granito. Granville, primer puerto marisquero de Francia, celebra cada año su carnaval, uno de los más famosos de Francia, que anima la ciudad durante cinco días en febrero.

La Villa Les Rhumbs alberga el Museo Christian Dior, instalado en la casa de la infancia del célebre modisto. El jardín, con vistas al mar, sigue inspirando las colecciones de la casa de alta costura. Desde Granville, hay enlaces marítimos con las islas Chausey, un archipiélago salvaje de aire tropical, aguas turquesas y rocas de granito rosa.

15. Las islas Chausey

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Situado a 17 kilómetros de Granville, el archipiélago de Chausey es un pequeño paraíso virgen. En marea alta, hay 52 islotes; en marea baja, el número asciende a 365, con mareas que alcanzan a veces los 14 metros. Sólo la Grande Île está habitada permanentemente por un puñado de residentes.

Las playas de arena blanca, las calas secretas y las aguas cristalinas del archipiélago hacen que parezca el fin del mundo. La flora y fauna marinas son excepcionalmente ricas. Un día es suficiente para recorrer la Grande Île, pero para sumergirse por completo en la atmósfera única del lugar, se recomienda pasar una noche en el único hotel o en una de las casas rurales con cocina.

16. La ruta del Camembert

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El queso más famoso de Francia merece su propia ruta. La Ruta del Camembert serpentea por el campo de bocage de Orleans, desde Vimoutiers hasta Camembert, el pueblo que dio nombre al queso. Una estatua de Marie Harel, la legendaria creadora del Camembert, se alza en la plaza del pueblo de Vimoutiers.

El pueblo de Camembert alberga la Maison du Camembert, donde podrá descubrir la historia y los secretos de la elaboración de este queso emblemático. Numerosas granjas y queserías bordean la ruta, ofreciendo visitas y degustaciones. La ruta también atraviesa la ruta de la sidra, lo que permite a los visitantes disfrutar de todos los productos del terruño de Normandía en magníficos paisajes bucólicos.

17. Le Haras du Pin

haras du pin

Apodado el “Versalles del caballo”, Le Pin National Stud fue fundado por Luis XIV en 1665 para mejorar las razas equinas del reino. El castillo y sus dependencias, diseñadas por el arquitecto Jules Hardouin-Mansart, se encuentran en un entorno majestuoso, en medio de 1.000 hectáreas de parques.

La yeguada perpetúa la tradición ecuestre normanda acogiendo sementales y yeguas de raza. Se organizan visitas guiadas a las cuadras, al museo del caballo y a los espectáculos de enganches. Durante el verano, los espectáculos ecuestres “Jeudis du Pin” en el patio principal combinan tradición y modernidad.

18. Château-Gaillard y Les Andelys

Dominando los meandros del Sena desde su acantilado, el castillo de Gaillard fue construido en un año por Ricardo Corazón de León para defender Normandía del reino de Francia. Las imponentes ruinas de esta fortaleza medieval son testimonio del genio militar de la época. La vista desde las murallas abarca el valle del Sena y el encantador pueblo de Les Andelys.

Petit-Andely, a orillas del Sena, y Grand-Andely, ligeramente retranqueado, forman un conjunto armonioso de casas con entramado de madera y calles adoquinadas. La iglesia de Notre-Dame du Grand-Andely posee magníficas vidrieras renacentistas. Un paseo por las orillas del Sena ofrece una vista diferente del castillo, especialmente fotogénica al amanecer o al atardecer.

19. Dieppe y la Côte d’Albâtre

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Dieppe, el puerto pesquero más antiguo de la Mancha, ha cultivado con autenticidad su carácter marítimo. El castillo-museo, encaramado en el acantilado occidental, domina el puerto y la larga playa de guijarros. La calle principal Jean-Ango y el barrio de Pollet, antiguo reducto de pescadores, bien merecen un cuidadoso paseo.

Los sábados por la mañana, el mercado de la Place Nationale es uno de los más famosos de Normandía por su marisco recién desembarcado. La Côte d’Albâtre, que se extiende de Dieppe a Le Tréport, ofrece un espectáculo permanente de acantilados de creta veteados de sílex negro, esculpidos por la erosión marina. El sendero de gran recorrido GR21 permite descubrir este litoral espectacular en varias etapas.

En conclusión, una visita a Normandía es un encuentro con una región auténtica donde la historia está escrita en cada piedra, la naturaleza despliega sus mejores galas y la gastronomía deleita el paladar. De los majestuosos acantilados de Étretat al Mont-Saint-Michel, pasando por las playas del desembarco del Día D y los pintorescos puertos, Normandía ofrece una diversidad de paisajes y patrimonio que no deja indiferente a nadie. Tanto si se queda un fin de semana como varias semanas, cada descubrimiento le revelará una nueva faceta de esta entrañable región. No dude en salirse de los caminos trillados, perderse por las carreteras secundarias y conversar con los normandos, cuya cálida acogida aumenta el encanto de la región. Normandía se vive tanto como se visita, así que tómese su tiempo para saborear cada momento de sus vacaciones en Normandía.

Preguntas más frecuentes

¿Cuál es la mejor época para visitar Normandía?

Normandía puede visitarse todo el año, pero los periodos más agradables son de abril a octubre. La primavera (abril-mayo) ofrece exuberantes paisajes verdes y flores, especialmente en Giverny. El verano (junio-agosto) es ideal para disfrutar de playas y actividades al aire libre, aunque también está más concurrido. El otoño (septiembre-octubre) es más colorido y menos ajetreado. El invierno es suave pero lluvioso, perfecto para explorar ciudades y museos con tranquilidad.

¿Cuántos días se tarda en visitar Normandía?

Un fin de semana de 3 días le permitirá descubrir los principales lugares, como el Mont-Saint-Michel, Étretat y Honfleur. Para una exploración más profunda, que incluya las playas del desembarco del Día D, Ruán, Caen y el Pays d’Auge, dedique entre 5 y 7 días. Dos semanas le permitirán explorar la región en profundidad, con tiempo para detenerse en pequeños pueblos y disfrutar de actividades al aire libre.

¿Qué especialidades gastronómicas no debe perderse en Normandía?

Normandía es el paraíso de los gourmets. No se pierda el camembert, el pont-l’évêque y el livarot (quesos DOC), las ostras y los mejillones de la costa, la sidra y el calvados, el teurgoule (arroz con leche aromatizado con canela), los callos a la manera de Caen, sin olvidar las especialidades dulces como el shortbread de Caen, los caramelos de Isigny y la tarta de manzana de Normandía. Los mercados locales son el lugar ideal para descubrir estos productos locales.

¿Es Normandía un destino familiar?

Por supuesto. Normandía ofrece numerosas actividades para toda la familia: playas para nadar y hacer castillos de arena, parques de animales como el zoo de Jurques, museos interactivos como la Cité de la Mer de Cherburgo, paseos por el bocage normando y, por supuesto, una visita al Mont-Saint-Michel para maravillar a grandes y pequeños. Los niños pueden aprender sobre los animales y la elaboración de los productos locales en granjas didácticas. Las familias disponen de una amplia gama de opciones de alojamiento.

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